Paysandú, Martes 03 de Abril de 2012

Con el viento a favor vayamos “aguas arriba”

Opinion | 01 Abr El turismo náutico no es sólo una manera agradable de ver lugares muchas veces únicos, también es una industria muy rentable. Muchos turistas que disfrutan de la navegación combinan los viajes acuáticos con otras actividades. Son muchos entusiastas marinos que viven a bordo de sus buques en puerto, incluso, el turismo náutico trae una demanda de variedad de bienes y servicios. Tanto es así que se han construido puertos especialmente desarrollados para los turistas náuticos en Europa, América del Sur y Australia.
Como hemos informado en estos días, el Ministerio de Turismo de nuestro país y el Banco Interamericano de Desarrollo encaran un programa de desarrollo turístico del “Corredor del Río Uruguay” que contará con 6,25 millones de dólares de financiamiento. Se ejecutará en un plazo de cuatro años y el Ministerio de Turismo ha decidido instalar tres oficinas de coordinación regional en el territorio donde se llevarán a cabo las acciones. Aunque el eje del programa es el fomento del turismo náutico, se prevé también el desarrollo de otros productos turísticos para nuevos segmentos de demanda así como asegurar la existente.
El primer componente del préstamo trabajará en la puesta en valor del Corredor del Río Uruguay y destinos asociados. Específicamente, se financiará la creación de cuatro estaciones fluviales, cinco centros de acogida de visitantes, doce refugios de ribera (pequeños alojamientos básicos, en lugares remotos), un grupo de siete pequeñas instalaciones para facilitar el atraque y acceso de turistas a los puntos de interés (rampas, muelles, embarcaderos), tres mangrullos para la observación de aves y la dotación de nueve lanchas.
El segundo componente buscará incrementar la inversión privada en las áreas beneficiarias del programa, medida a través del volumen de inversiones privadas en dólares (al amparo de la Ley de Inversiones).
El tercer componente buscará fortalecer la cadena de valor turística local, medido a través del número de entidades adheridas formalmente a un esquema regional de funcionamiento en red.
La puesta en marcha del proyecto resulta a todas luces de gran interés para la zona de Paysandú. Es de recordar al respecto que la capital sanducera cuenta con dos instituciones náuticas que, a diferente escala y con el apoyo correspondiente, son capaces de generar todos los servicios necesarios para la actividad a que hacemos referencia así como existen numerosas posibilidades de obras de infraestructura que aún ni siquiera se han planteado en proyectos firmes, pero que sin dudas serían un gran diferencial en la región.
Mientras tanto, el Río Uruguay y sus costas brindan atractivos de indudable interés siendo capaces de motivar la reiterada visita de miles de turistas. Es casi redundante mencionar las bellezas naturales de la zona que podemos comenzar con los esteros del Bellaco y las islas incluidas en esa reserva; ni que hablar de las hermosas islas uruguayas que compiten con la costa en cuanto a atractivos absolutamente naturales para llegar a lugares de inestimable atractivo como las islas del Queguay (el Varillal) y otras más pequeñas pero singularmente hermosas.
A su vez, si nos referimos al aspecto histórico, podemos encontrar, yendo hacia el norte, desde las “ruinas de Paysandú”, el Saladero Guaviyú, la Meseta de Artigas, y muy pronto el “Puerto de las Mulas” que sería el acceso por agua al lugar de estuvo enclavada la Villa de la Purificación y Cuartel General del Hervidero.
Y hablando de historia, el programa podría destinar algunos fondos a encarar un proyecto que investigue dos hechos que serían, en un caso de gran importancia para la historia nacional y en el otro detonante a nivel americano y europeo. Nos referimos por un lado a los mojones que implantaron en la desembocadura del Queguay los ¿primeros? blancos que llegaron a nuestra zona y por otro lado determinar fehacientemente si los restos hallados a pocos kilómetros de la ciudad de Paysandú pertenecían efectivamente a una nave vikinga como se afirmó.
En todo caso, el potencial de turismo náutico en Paysandú es infinito. Los argentinos lo saben muy bien, y no es casualidad que buena parte de las visitas que reciben no llegan para hacer playa en Colón, sino para disfrutar de las islas del Queguay, o el banco de arena que aflora frente a San José, a pescar, acampar o simplemente navegar. De este lado, hasta ahora poco y nada hemos hecho para aprovecharlo. A diferencia de nuestros vecinos colonenses, que no dudan en hacer --aunque sea algo precario--, nosotros seguimos esperando que llegue el gran inversor que gaste millones de dólares una súper infraestructura turística y nos ponga de una vez en el mapa. Esto quizás se deba a que la gran mayoría de los sanduceros –incluyendo a autoridades municipales-- desconoce el río que tiene ante sus narices, más allá de pasear por la costanera o visitar el balneario municipal.
Ahora que los españoles nos están diciendo qué es lo que habría que hacer y hay algún dinero para empezar –aunque seguramente no dé para mucho--, esperemos que muy pronto tengamos más servicios que permitan la llegada de muchos nuevos visitantes hasta Paysandú. Quizás así podamos aprovechar mejor nuestro río, y a la vez generar riqueza que signifique progreso y bienestar para los sanduceros.


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