Opinion | 29 Mar Una investigación realizada por la Fundación Gonzalo Rodríguez y divulgada en las últimas horas constata algo que a diario se ve en la calle y es un tema del cual en diferentes ocasiones nos hemos referido desde este espacio: la falta de seguridad de los escolares al desplazarse hacia y desde los centros educativos.
La investigación realizada determinó que más de la mitad (57%) de los escolares que caminan hacia los centros de educación primaria de Montevideo presentan nula o poca seguridad de traslado en las cercanías de la puerta de ingreso, mientras que sólo el 5% de los consultados nombró que utiliza algún Sistema de Retención Infantil (SRI), especialmente entre los menores de 9 años. Asimismo, el 29% de los escolares que viajan en ómnibus lo hacen parados durante todo el trayecto.
Por otra parte, 4 de cada 10 niños de la periferia de Montevideo que son trasladados en moto hacia las escuelas no llevan casco. En cuanto al tipo de casco, el 42% dice utilizar un casco mucho más grande que el tamaño de su cabeza.
El estudio concluye que los entornos escolares no son seguros, que es “crítica” la seguridad de los niños trasladados en vehículos particulares y que falta fiscalización en el transporte escolar.
También se calificó como “alarmante” la situación de riesgo para los niños que son movilizados en motos y señala que un estudio realizado conjuntamente con la Facultad de Medicina, mostró que la mayoría de los niños que sufrieron lesiones graves como pasajeros no usaban casco.
Si bien este estudio fue realizado en Montevideo, sus conclusiones pueden ser tomadas como valederas para todo el país a pesar de las particularidades locales. Incluso, no sería improbable que los porcentajes de inseguridad referidos a temas como la falta de uso del casco aumentaran sustancialmente en ciudades como Paysandú.
Lo realmente preocupante de todo esto es que en la mayoría de los casos son los padres los responsables directos de todos estos riesgos ya que son ellos quienes trasladan a los niños en automotores y motocicletas sin tener en cuenta los recaudos mínimos de seguridad. Muchos de ellos se sentirían muy alarmados si una enfermedad contagiosa existiera en la escuela y sin embargo, no parecen experimentar lo mismo respecto a la irresponsabilidad con que ponen en riesgo la salud, e incluso la vida de sus hijos. Se impone tomar conciencia de la situación y actuar ya.