Opinion | 04 Abr Este jueves el gobierno uruguayo hará una presentación en Brasilia ante la jefa de Estado del vecino país, Dilma Rousseff, con el objetivo principal de compensar con Brasil la pérdida de comercio con Argentina por las medidas proteccionistas de la administración de Cristina Fernández.
El presidente José Mujica integró su delegación con el canciller Luis Almagro, el ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, y el subsecretario Luis Porto, el ministro de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman, el director de OPP, Gabriel Furgón, y el embajador del Uruguay en Brasil, Carlos Amorín, con las expectativas puestas en que se genere un ámbito de negociación que abra las puertas de ese mercado a varios productos uruguayos y a la vez sondear demanda por algún nuevo rubro, sobre todo en el caso de los que tienen cerrada la entrada a la Argentina desde el año pasado.
La alternativa que busca el gobierno por la frontera norte para los productos que no se pueden colocar del otro lado del río se inscribe igualmente en una visión muy “mercosuriana” del comercio exterior uruguayo, y ello es sin duda un reconocimiento de flaquezas notorias en competitividad y oferta para ampliar el espectro exportador al área extrarregional.
Mientras tanto, las cámaras empresariales observan lentitud en la ejecución de las medidas que el gobierno ha implementado para evitar que las trabas comerciales que impone Argentina hagan estragos en las finanzas de las empresas afectadas.
En esa línea, hace dos semanas el Gabinete Productivo presentó un paquete de iniciativas cuyo objetivo es mitigar los efectos económicos que las medidas proteccionistas provocan en la economía de muchas empresas, además de evitar la pérdida de fuentes laborales.
Se trata de un paliativo para el problema de fondo, que es la esencia proteccionista e imprevisible, inestable, dependiente del talante de sus gobernantes, de la política de comercio exterior argentina.
Es por esto que los empresarios uruguayos no confían en que este “buen gesto” del gobierno alcance para solucionar la situación, y una de las causantes es la lentitud con la que estas herramientas se están ejecutando en los sectores industriales más castigados.
Gabriel Murara, vicepresidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), explicó a Últimas Noticias que según sus consultas a nivel de los asociados de la cámara, “hasta la semana pasada venía lento”. El empresario considera que además de la celeridad que necesitan las empresas dada la situación económica generada por la falta de flujo comercial, la ayuda gubernamental debería “haber llegado antes; ya en 2011 muchas empresas tenían problemas”, según señaló.
Por su parte Elbio Fuscaldo, presidente de la Cámara de la Vestimenta --sector que tiene aproximadamente cincuenta licencias no automáticas trancadas en la aduana argentina--, coincidió con que los tiempos del gobierno son distintos a los de las empresas. “Están de vacaciones, las medidas están lentas. Es una baja dosis que pretende arreglar el problema”. Respecto al adelanto del subsidio en la vestimenta, una de las iniciativas concretas para el sector, el empresario señaló que todavía no está vigente el decreto que lo reglamenta. En la misma línea dirigentes de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios (CNCS) consideraron que la iniciativa del Gabinete Productivo no tiene una incidencia significativa para resolver el problema comercial con Argentina, y que son “meras ayudas, un buen gesto del gobierno”.
El punto es que Argentina hace y deshace a su voluntad en el Mercosur, y como bien señaló un empresario “hoy importa lo que le sirve y exporta todo lo que puede dentro del Mercosur”, es decir que aprovecha las normas cuando le favorecen pero las desconoce abiertamente cuando entiende que no puede utilizarlas a su favor.
Ante estos avatares, el gobierno uruguayo se está inclinando a priorizar el comercio con Brasil y el envío de la delegación en estas horas a Brasilia lo confirma, al apostar más fichas a los vecinos norteños retirándolas de la ruleta que significa establecer un vínculo comercial imprevisible con la Argentina.
Aún así, nuestros hermanos brasileños no son el sumum de la confiabilidad ni nada que se parezca, por lo que frecuentemente somos afectados por decisiones unilaterales contra nuestros productos en las fronteras y a través de normas de la propia Brasilia.
Pero como todo es relativo en esta vida, estos avatares son una nimiedad ante los que nos impone Argentina, cuyo canciller, Héctor Timerman, al justificar las medidas proteccionistas, acaba de afirmar que “no vamos a permitir que destruyan nuestra industria trayendo cosas de otros países, que les sobran, y no tienen quien las compre”, reafirmando, por si quedaba alguna duda, que poco y nada podemos esperar desde la otra orilla.