Paysandú, Martes 10 de Abril de 2012
Deportes | 09 Abr El mismo físico de los tiempos de jugador. El pelo corto, como también lo usaba en esa época, claró está, ahora plateado por las canas.
“El está ahora muy bien, tuvo un problema de salud hace seis años, pero con voluntad, entereza, se fue recuperando. Le queda cierta dificultad para hablar, sobre todo cuando se pone nervioso”, expresaba su esposa.
Luis Artime, la “fiera” o el “artillero”.
Atlanta, River Plate. Independiente, Palmeiras, Nacional de Montevideo, Fluminense y luego el retiro.
“Goles hasta en la Luna”, decían colegas de la época.
Artime llegó a Paysandú acompañado de su esposa Cristina Tonarelli. El fin específico, participar de un encuentro familiar. “Tengo parientes en Algorta y también en Guichón y Orgoroso, es un encuentro de la familia Tonarelli”.
Claro que este dato se lo pasaron al intendente Bertil Bentos y de allí la invitación y el homenaje en la sala Acquistapace al gran goleador, “una estrella del deporte, pero además con una conducta intachable dijo Bentos”.
“Jugaba en el area, esa era mi cancha”, dijo Artime y lo refrendó con gestos.
Siempre con la bandera de Paysandú -que le entregó Bentos- Artime sonriente, se fotografió con varios, firmó camisetas de Nacional que le acercaron.
“Juega al fútbol con su hijo, o con chicos, hace bicicleta fija, camina -agrega Cristina- yo lo conocí en Junín, cuando volvió de Mendoza donde estaba su familia por el trabajo del padre. Luis jugaba al básquetbol. Después vino el fútbol. Siempre estuve con el, lo acompañé a todos lados”
NACIONAL SU MEJOR EPOCA
Cuando le preguntamos si lo mejor de su carrera deportiva fue su pasaje por el Club Nacional de Fútbol, asintió. Lo reafirmó su esposa. “Esos fueron los mejores años, ganó todo. Tenemos tres hijos, la hija nació aquí en Uruguay, es uruguaya y nunca sacó la ciudadanía argentina”.
“Yo jugué acá, en Paysandú, una vez” expresó Artime, haciendo alusión a aquel partido amistoso disputado en el Estadio Artigas, previo a la conquistas de las Copas Libertadores e Intercontinental de 1971. Aquel era un cuadrazo, y a Paysandú vino prácticamente con todas sus figuras. Artime hizo tres goles, uno casi con la canilla y Nacional ganó 6 a 0, recordando los más veteranos una notable atajada de Manga, arquerazo, por otra parte, ante una corrida y tiro de Navadián.
Artime era hombre de àrea. Fuera de ella se lo veía poco hábil con la pelota. Adentro era temible, resolvía lo que otros no podían hacer, con el pié o la cabeza. El rondaba el arco y el gol venía con él.
Citó a Cubillas, también a Morena, se sonrió cuando alguien refirió a que había gente de Peñarol allí, que claro, lo reconocían como jugador y deportista, pero a los cuales en esos tiempos, les amargó la jornada...
“Aquel Nacional era un gran cuadro expresó” en referencia a los años ‘69, ‘70, ‘71 y comienzos del ‘72, donde defendió a Nacional.
Sí, un día Artime volvió a Paysandú, y se encontró con el recuerdo, el cariño de la gente, ni que hablar de los “bolsilludos”, o los “bolsos” como los llaman ahora. “Chapatín”
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