Paysandú, Viernes 13 de Abril de 2012
Opinion | 10 Abr Transcurrida la pausa de Semana de Turismo, con sus luces y sombras, desde que se da una gran movida turística que moviliza servicios y una gran infraestructura de apoyo, al tiempo que se paralizan durante por lo menos tres o cuatro días vastos sectores de actividad en el país, ni que decir en el sector estatal. En cuanto termina, llega el momento en que muchos señalan que realmente comienza el año en Uruguay, al punto que se ha ironizado destacando que ese momento es cuando llega a Montevideo el último corredor de la Vuelta Ciclista del Uruguay.
En fin, tiene mucho que ver nuestra idiosincrasia latina, que suele priorizar lo urgente –no es este el caso por supuesto-- sobre lo importante, y la forma laxa de ver las cosas, porque no se valoran los tiempos en los que las cosas deben hacerse con visión de futuro y mejores perspectivas, es decir adelantándonos de alguna forma a la evolución natural de los sucesos, por encima de factores imprevistos.
Esto viene a cuento precisamente de un tema en el que son muy importantes los tiempos: el dragado del río Uruguay en toda su extensión, incluyendo el tramo hasta Paysandú, para el que en su momento la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) convocó a la presentación de ofertas por consultorías para el estudio y elaboración del proyecto correspondiente.
Hace un mes la comisión binacional abrió la licitación, a la que se presentaron cuatro empresas consultoras, a efectos de que los técnicos consideren las ofertas y se pronuncien sobre las propuestas, que apuntan al estudio y elaboración de un proyecto para el dragado y balizamiento del río Uruguay desde el kilómetro cero hasta el puerto de Paysandú, a distintas profundidades preestablecidas por CARU.
Es decir que estamos ante una iniciativa fundamental para el desarrollo del litoral uruguayo-argentino, de la que se habla desde hace muchos años, y que en su ejecución ha tropezado con severos obstáculos en ambas orillas, sobre todo por actitudes centralistas de gobiernos de uno y otro lado que han tenido poco interés en promover el desarrollo logístico de una región productiva que podría afectar los intereses de Montevideo y Buenos Aires.
Había también otro contexto productivo hasta hace no más de una década, es cierto, pero igualmente hubo escasa atención, lo que ahora se ha revertido por un renacer de las producciones agrícolas y otros productos primarios, como la madera, y las consecuentes necesidades logísticas para la exportación de mercadería de grandes volúmenes y bajo valor relativo.
El punto es que el escenario ha cambiado para bien, y existe otra disposición para potenciar la cadena de puertos del río Uruguay, que en el caso uruguayo comprende sobre todo Paysandú, Fray Bentos y Nueva Palmira, y del lado argentino a Concepción del Uruguay como salida de una gran zona productiva de Entre Ríos y mucho más allá, incluyendo zonas del Paraguay.
Concepción ya ha encarado grandes inversiones en su puerto, luego de un período de decadencia, y en el caso de Paysandú están en marcha en su fase de finalización los proyectos de refuerzo y remodelación de muelles, así como en pleno montaje la grúa multicargas de 40 toneladas que podrá mover contenedores, además de la recuperación de grúas de muchos años y obras de infraestructura para mejorar los servicios portuarios.
Resta contar con la profundidad adecuada para que lleguen buques de mayor tamaño con seguridad durante todo el año, y para ello es fundamental contar con el dragado para el que está en marcha la licitación correspondiente y sobre la que CARU deberá pronunciarse en breve.
Pero esta es solo una parte del tema, desde que cuando se apruebe la adjudicación la consultora pasará a elaborar el proyecto, que se espera esté culminado para setiembre, de forma de luego abordar la fase ejecutiva, la que necesitará de una nueva licitación para adjudicar la ejecución de los correspondientes trabajos.
Y como los tiempos son un aspecto clave en esta área, con necesidades logísticas imperiosas, como bien sostuvo en la sede de CARU el embajador argentino en Uruguay, Dante Dovena, ya deberían estar buscándose las fuentes de recursos financieros para que podamos decir “hagan, acá está el dinero”, cuando termine este proceso licitatorio. Ello serviría para no ingresar nuevamente en la constante de “recién entonces” salir a buscar los recursos, cuando deberíamos estar en un proceso continuo para que a una etapa siga inmediatamente la otra, que es la forma en que se logran las realizaciones en tiempo y forma.
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