Paysandú, Sábado 14 de Abril de 2012
Opinion | 09 Abr Aunque se especula con que el viaje que iba a cumplir el jueves el presidente José Mujica a Brasil –postergado por la tormenta que se abatió sobre la región-- apuntaba a que nuestro país pudiera abrir nuevos nichos de mercado en la nación norteña para compensar el cierre del mercado argentino por las restricciones a las importaciones por ese país, en realidad la visión del mandatario uruguayo sobre los planteos a transmitir trasciende aspectos puntuales para situarse en una consideración mucho más amplia y de futuro.
La delegación uruguaya se iba a reunir con Dilma Rousseff y sus directos colaboradores el jueves, pero ahora se aguarda una reprogramación del contacto bilateral con la mandataria, que podría concretarse en la Cumbre de las Américas a efectuarse en Colombia.
Pero lo realmente importante es la naturaleza de los planteos que Mujica habrá de transmitir en la oportunidad, desde que refieren a iniciativas sobre la posibilidad de complementación de procesos industriales, es decir tratar de avanzar en un área en la que el Mercosur prácticamente no ha existido, ahogado por acciones bilaterales de Argentina y Brasil pero también por cortoplacismos e intercambio comercial desnaturalizado por barreras, proteccionismos y cuotas que atienden reclamos de sectores internos de cada país que se sienten afectados por la posibilidad de ser desplazados de sus porciones de mercado habituales.
Así lo hizo notar el mandatario uruguayo cuando se refirió al tema en su audición en la emisora M24, donde subrayó que en el encuentro con Rousseff apuntará a plantearle avanzar en la integración de las cadenas industriales de los dos países, de forma “complementaria”, así como a participar junto con Brasil en las negociaciones comerciales que el vecino país mantiene con la Unión Europea.
Debe recordarse en este contexto que en su momento Mujica había señalado la importancia de subirse “al estribo” del crecimiento económico brasileño para potenciar al país, teniendo en cuenta que el volumen de producción del Uruguay solo alcanza para colmar nichos de mercado muy puntuales y que haciéndolo con Brasil se podría ingresar más fácilmente a países con los que la vecina nación tiene sólidos canales de intercambio comercial.
Pero la perspectiva de complementación industrial y productiva es aún más interesante y refiere a uno de los objetivos primordiales contemplados en la creación del Mercosur, luego desvirtuada por celos proteccionistas y luchas de intereses sectoriales, con el agravante de la política proteccionista del gobierno argentino, más recientemente. En su audición, Mujica aludió a “las dificultades que padecemos particularmente en la relación comercial con la Argentina”, pero a la vez subrayó la necesidad de buscar mercados para las empresas industriales que no tienen raíz agropecuaria y que “se refugian en eso que llamamos Mercosur”.
El mandatario subrayó la expresión “se refugian”, porque a su entender “la mayor parte de ellas no pueden ni soñar con salir al mundo abierto fuera del Mercosur, por varias razones. Porque en definitiva están muy lejos en materia de calidad, de precio, de capacidad financiera, de poder hacer campaña en el exterior”.
A esta realidad propuso la búsqueda de nichos de mercado en sectores como el cárnico, la industria naval, la producción de molinos de viento o la biotecnología, apoyándose fundamentalmente en la idea del desarrollo conjunto de la industria naval. En tal sentido apuntó que “estamos al lado de una potencia emergente que solamente para sus necesidades se está planteando, en materia de plataformas, embarcaciones para 300 y pico de proyectos que tienen que ver con su desarrollo, el procesamiento de seis o siete millones de toneladas de acero”.
Incluso planteó que esta actividad demandará la construcción de un universo de piezas de la industria naval, lo que generará un espacio para que Uruguay logre “una pequeña partida de trabajo especializado a cambio de pagar el precio de producir con chapas brasileñas y trabajar con elementos producidos en el país vecino”, agregó.
En la misma medida consideró que se podría complementar la cadena con la producción de aerogeneradores eléctricos, aprovechando además la negociación en curso que tiene Brasil de un acuerdo comercial con la Unión Europea.
El trazado que hace el mandatario es acertado y refiere a la parte prácticamente inexplorada de complementación de producciones y cadenas de valor en la región, para realmente salir como bloque al mundo en lugar de estar luchando individualmente adentro y afuera por porciones de mercado, sobre todo en el caso de un país pequeño como el nuestro.
Por supuesto, nada es gratis en la vida y menos entre socios comerciales, por lo que cada país debería aportar su contrapartida y su “precio”, como dice el mandatario, pero la importancia del objetivo vale el esfuerzo de intentarlo y así tratar de cambiar la pisada en un ámbito regional que es cada vez más constreñido y hostil, por decir lo menos.
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