Opinion | 09 Abr Realmente constituye una buena noticia y un espaldarazo el premio otorgado a Uruguay por la organización gremial internacional Crop Line Latin America, por las políticas de manejo y preservación de los suelos que se ha aplicado en las últimas dos décadas en el país.
El presidente del citado instituto, Carlos Buzio, manifestó que “Uruguay se convierte en un país pionero en América Latina con esta política de suelos que lleva más de dos décadas de trabajo continuo interinstitucional, que hoy se materializa con los planes de uso y manejo de suelos. Es un trabajo que ha tenido la participación del sector público y privado”.
Las expresiones fueron vertidas en la ceremonia de cierre del Quinto Foro Internacional realizado la semana anterior en Punta del Este, oportunidad en la que el premio fue entregado al vicepresidente de la República, Cr. Danilo Astori, y el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre.
Debe evaluarse además que el técnico reconoció en esta instancia la capacidad de los técnicos uruguayos para elaborar la conocida “ecuación universal de pérdida de suelo”, en la que tomaron parte organismos como el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Facultad de Agronomía.
Como es notorio, estos reconocimientos internacionales constituyen un aval para la promoción del Uruguay Natural que realiza nuestro país en el exterior para distinguir sus productos agropecuarios fundamentalmente, cuando a la vez surgen constantemente reclamos sobre la extensión de los monocultivos en gran parte del territorio nacional, como es el caso de la soja, que a juicio de muchos técnicos conllevan serios problemas para la preservación de la calidad de los suelos si no se realiza un manejo criterioso y responsable, con rotación, preservación de nutrientes y de productos agroquímicos.
Y pese a considerarse que efectivamente todavía no se han logrado todas las garantías que se necesitan para establecer controles adecuados en el marco de esta problemática, este premio, además de constituir un reconocimiento por una acción sostenida en dos décadas, es un aliciente para seguir trabajando en esta área y hacer los máximos esfuerzos por preservar el recurso suelo, vital para un país como el nuestro de base esencialmente agropecuaria.