MALDITA INSEGURIDAD

Policiales | 11 Abr El jueves se fueron a Montevideo y el domingo de mañana los vecinos los llamaron para avisarles que habían forzado la puerta de entrada a su casa. Mónica contó a EL TELEGRAFO que, al enterarse de esa situación, sintieron “un impacto muy fuerte porque, por más que lo estamos viendo todos los días, a uno le parece que nunca le va a pasar”.
El nerviosismo se acaparó de la pareja y el viaje desde la capital hasta Paysandú lo hicieron en auto con uno de sus hijos, pero igualmente fue muy tenso. A primeras horas de la tarde ya se encontraban en tierras sanduceras y cuando llegaron a su casa se encontraron con que los habían desvalijado. “Había un tremendo desorden, todo lo de los roperos y lo de los cajones estaba en el suelo” contó la señora.
Cuando ingresaron, se dieron cuenta que le habían robado un televisor de 32 pulgadas, dos garrafas de 13 kilos, una batidora, una licuadora, una sandwichera, ropa de verano e invierno, championes, una máquina fotográfica, frazadas y hasta el forro de un acolchado.
“Más allá del impacto que implica ver toda la casa revuelta, la sensación que uno siente es muy fea, es una tremenda impotencia por no poder hacer nada. Lo peor de todo es cómo te sentís, más allá del robo, lo espantoso que se siente al ver que anduvieron revolviendo todo, que se metieron en tu ropero y en tus muebles. Dentro de todo, agradezco no haber estado”, contó indignada Mónica.
Los familiares de los dueños del hogar se encargaron de realizar los primeros trámites, y cuando ellos llegaron de Montevideo, hicieron el resto. Mónica y su esposo hicieron la denuncia, la Policía Técnica tomó las huellas digitales --ya que había muchas-- pero igualmente aún no tienen ninguna novedad de sus pertenencias.
La casa tenía rejas en todas las aberturas, excepto en la puerta que da a la calle --lugar por donde rompieron el marco, forzaron y entraron-- pero luego del robo le tuvieron que poner rejas en todos los lugares que les faltaba.
Mónica y su esposo fueron víctimas de la inseguridad reinante en la sociedad, se fueron un jueves a Montevideo y se tuvieron que volver el domingo porque les habían ingresado a su hogar y se les habían llevado todo. “La verdad que es una situación muy fea de pasar”, sentenció la afectada.