Paysandú, Viernes 20 de Abril de 2012
Opinion | 15 Abr En reciente audición radial, el presidente José Mujica, como suele hacer, formuló reflexiones que refieren a su gestión de gobierno, marcando una constante que entre otras cavilaciones, apunta a explicar lo que hace, lo que hará, lo que ha dejado de hacer y las circunstancias que han impedido que hiciera algunas cosas quiere hacer, aunque siempre deja la duda, al fin de cuentas, si lo que expresa lo vierte a modo de comentarista al pasar o como conductor del Poder Ejecutivo.
Pero de todas formas debe asumirse que habla el presidente de la República, como tal, y muchas veces en un tono coloquial que no emplea en sus actos de gobierno, con raptos de sinceridad que deben valorarse especialmente cuando se ejerce la investidura de mandatario.
En esta oportunidad el jefe de Estado, como lo había hecho no hace mucho el vicepresidente Danilo Astori, reconoció que se ha incurrido en “errores” que han sido causa de la crisis edilicia en la educación, e incluso señaló que “no se estuvo a la altura del gigantesco desafío”, al tiempo que criticó a la dirección ejecutiva por no haber estado a tono con las circunstancias.
Subrayó fundamentalmente que “lo peor de todo es que teniendo dinero no se pudo gastar lo que se tenía que gastar, y si se gasta apurado, se gasta mal”.
En el caso concreto al que refiere el presidente, el desatino de las autoridades de la enseñanza ha sido flagrante, desde que eran conocidas desde hace tiempo las necesidades edilicias en varios locales de centros docentes, y sin embargo se dejó transcurrir las vacaciones de verano sin que se iniciaran algunas obras muy necesarias para solucionar estas dificultades, por lo que se perdió indolentemente el tiempo.
Mujica advirtió en sus reflexiones que “cuando se discutió el presupuesto, una de las conclusiones que dejaba el análisis era una fenomenal asignación de recursos” que apuntaban al intento de refaccionar los locales de la enseñanza, por lo que el mandatario dejó en claro que se han postergado injustificadamente los trabajos de mantenimiento y remodelación.
Consideró que desde la dirección de la enseñanza no se previó “la magnitud de los recursos y la magnitud del esfuerzo que había que hacer”, en lo que evaluó como un posible desconocimiento del mundo de la enseñanza, y a la vez aprovechó para justificar algunas acciones que ha llevado adelante el presente gobierno, en algunos casos dando continuidad a decisiones similares de la Administración Vázquez, en el sentido de “esquivar” la burocracia paralizante del Estado para crear figuras dentro del derecho privado.
En tal sentido manifestó que las imposiciones del derecho público “obligan a una parsimonia que va contra la ejecutividad”, por lo que “es una de las cosas que obliga a cambios trascendentes en el derecho público; se tiene que arrimar el derecho privado al público, no privatizar”, en una reflexión que puede compartirse en algunos aspectos, pero a la vez con alternativas en respuestas que no necesariamente deben ir por el camino que señala el mandatario.
Es que por no abordar con decisión la reforma del Estado que en su momento prometió el ex presidente Tabaré Vázquez como la “madre de todas las reformas”, se corre el peligro, como ya está ocurriendo, de que se estén superponiendo estructuras, creando con empresas del Estado otras que trabajan bajo el derecho privado, pero sin a la vez desmantelar las similares que existen bajo el derecho público, lo que indica que la burocracia queda intacta. En suma, lo que se hace las más de las veces es esquivarla cuando se puede, por lo que el Estado sigue incidiendo como siempre en la vida del país, fofo y sin músculo, tragándose cuantiosos recursos que aportamos todos los uruguayos, para llevarse siempre la parte del león, sin devolver más que una parte muy menor a la comunidad en servicios.
Como bien dijo Mujica respecto a la enseñanza, pero trasladable al resto de las dependencias y organigramas del Estado: “es el diseño de un aparato monstruosamente centralizado. Un aparato centralizado puede ser un antisistema porque desata un conjunto de lógicas perversas”.
Lo que está muy bien como descripción para quien pretende gobernar con ejecutividad y choca contra las barreras que se lanzan desde la estructura del Estado. Pero hace rato que ha llegado el tiempo de pasar de los diagnósticos a las respuestas, y el punto es que éstas siguen ausentes.
Siempre es sin embargo buen tiempo para empezar, si existe la voluntad política de la administración que encabeza José Mujica para encarar decididamente esta lucha en la que nos jugamos nuestro futuro.
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