Paysandú, Viernes 20 de Abril de 2012
Locales | 15 Abr Típico y tradicional. Dicen que esas son dos poderosas herramientas para atraer turistas. La Torre Eiffel en París, por ejemplo. El Coliseo en Roma, tal vez. El Mercado del Puerto en Montevideo. Y hasta hace pocas horas, La Pasiva de 18 de Julio y Ejido, que ha sido derrotada por un negocio inmobiliario que le da un golpe de nocaut a la costumbre de “Nos encontramos en La Pasiva, ¿ta?”
“La Pasiva”, que llegó a tener veinticinco locales bajo el régimen de franquicia, que lucha para que la marca no sea usurpada en Buenos Aires (donde un grupo sin conexión con la empresa pretende usarla) y que probablemente tenga locales en España, en Vigo y Pontevedra (al menos el logo es muy similar, aunque difiere en el color del pantalón del niño) es ciertamente uno de esos sitios que el uruguayo ha incorporado al colectivo nacional. No es un restaurante gourmet, pero es el mejor ejemplo de comida rápida saludable.
Llegar, ubicarse en el salón, ser recibido por la sonrisa del mozo y pedir: “Dame 4 y una jarra” es una de esas cosas que hacían olvidar las cuatro horas y media o cinco de viaje hacia Montevideo, en aquellos “modernos” ómnibus de ONDA, que nos dejaba a tan pocas cuadras de “La Pasiva”. Del “kilómetro 0” a Ejido, saboreando de antemano los deliciosos frankfurters (siempre del frigorífico Carlos Schneck, se dice que bajo receta especial) con “la mejor mostaza del mundo”, cuya composición es tan secreta como el secreto de El Chajá. Y el pedido llegaba rápidamente, humeante y apetitoso: frankfurters generosamente cubiertos con “esa” mostaza y un delicioso chopp de barril. Y si el asunto venía de fiesta, entonces la cuestión era pedir un chivito canadiense. Que sabía mejor con una jarra. Quizás dos. La llegada de la década del noventa se llevó para siempre a la empresa de transportes del galgo, pero eso no ha logrado quitarla del colectivo nacional. “La Pasiva”, en cambio, mantiene locales en Montevideo, Maldonado y otros lugares. Alguna vez, cuando McDonalds se instaló en Paysandú estudió otorgar una franquicia aquí, pero finalmente no se concretó. Pero lo que duele es que “esa” Pasiva es la que ha cerrado. Justamente “esa”. Tras más de 40 años de ser un delicioso punto de encuentro.
FUE CREADA EN 1963
La cadena de franquicias conocida por el nombre de “La Pasiva” fue creada por Pedro Kechichián en 1963. Su primer local estuvo ubicado debajo del Palacio Salvo, cerrado ya hace unos cuantos años. El local más antiguo que permanecía abierto era precisamente el de 18 de Julio y Ejido, frente a la sede de la Intendencia de Montevideo. Siempre basó su éxito en varios elementos: amable atención, rapidez en los pedidos, cerveza de barril y una exquisita mostaza.
Cuando Pedro Kechichián estableció la empresa lo hizo con la idea de elaborar platos de comida rápida. Introdujo la venta de panchos con sus diferentes gustos, que en aquel momento era la gran novedad.
El origen del nombre “La Pasiva” proviene de la palabra Pasiva que significa “separación entre columnas”, columnas de los antiguos castillos que en sus pasillos tenían caminos de tenue iluminación y como lo dice la palabra, pasivos y tranquilos. Milton Schinca en su libro “Boulevard Sarandí (Cosas de la Guerra Grande 1842-1851)” agrega otros elementos a esa historia. “Por los días de la Guerra Grande, se formó en Montevideo un batallón especial, compuesto por ciudadanos de alguna edad, que en razón de sus años habían quedado excluidos de cumplir el servicio militar y de marchar a las líneas de avanzada. Se le llamó por eso el Batallón de Pasivos, y lo comandaba don Francisco Ordoñana”.
“Este Batallón se fundó dentro de una construcción que existía entonces en la Plaza Independencia, en su costado sur, entre las actuales calles de Liniers y Ciudadela. La había mandado levantar a fines de la Colonia un rico comerciante de Montevideo, don Elías Gil, y el edificio se caracterizaba por unos arcos que se extendían a lo largo de todo el frente”.
Y AHORA LLEGA EL REY
El local de 18 de Julio y Ejido fue adquirido en 2010 por la multinacional de comida rápida Burger King, en 1,7 millones de dólares. En febrero pasado se realizó la última gestión de “La Pasiva” para extender su permanencia en el local que alquilaba. Por entonces se habló de cuatro meses más, lo que finalmente no se concretó. Actualmente Burger King solamente tiene cuatro locales en Uruguay: World Trade Center, Plaza Matriz y Punta Carretas Shopping en Montevideo, y en Punta del Este. La franquicia en Uruguay fue otorgada en 2008 a Alimentos Distribución y Servicio S.A. de Uruguay, Adiser S.A.
Burger King Corporation fue establecida en 1954 en Miami, Estados Unidos, por James McLamore y David Egerton. Su producto insignia es el Whopper y su lema es “Como tu quieras”, haciendo referencia a que el cliente puede agregar o quitar los ingredientes que desee a la hamburguesa. En 2012, la empresa fue adquirida por la brasileña 3G Capital.
RECUERDOS Y NOSTALGIA
No es la primera vez y seguro no sera la última que duele el alma por una pérdida de patrimonio cultural, edilicio o gastronómico. La vieja fuente de plaza Constitución sigue siendo un buen ejemplo, pues permanece en la memoria colectiva sanducera. También es cierto que “La Pasiva” sigue existiendo como empresa y sus restaurantes siguen ofreciendo sus frankfurters, chivitos y demás especialidades del menú. Pero eso no puede ocultar que se ha perdido una parte importante de la identidad ciudadana de Montevideo, al bajar el cartel de “La Pasiva” frente al Palacio Municipal capitalino. Ya no será lo mismo volver a ese local cuando se instale la multinacional de hamburguesas. Aunque probablemente según pasen los años, y según se renueven las generaciones, algunos dentro de varias décadas (si ello llegara a ocurrir) se sientan tristes por el cierre de Burger King en esa esquina. Porque todo pasa, porque todo cambia.
Quizás sea así. Pero esta es la historia hoy. Y los recuerdos y nostalgias hoy. Habrá que mirar dos veces esa esquina para ubicarnos en Ejido. Como sea, queda lo vivido. Y eso es bastante. Y queda también una versión que se afirma es “la auténtica” de cómo preparar la famosa mostaza: 1 medida al ras de mostaza en polvo; 2 medidas de vinagre de alcohol; ¼ de medida de sal fina; 1/8 de medida de pimienta blanca molida; 4 medidas de harina al ras; 1 medida de maicena al ras; 5 medidas de cerveza. Se ponen todos los ingredientes en un bol y se mezclan lentamente, sin que queden grumos y sin usar ni licuadora ni batidora.
Quizás no sea realmente la original; quizás a quien la escribió se le fue la mano con la cantidad de cerveza, pero como sea, volviendo al imaginario colectivo, si sabe rica, importará poco. Porque será como tener un trozo de “La Pasiva” en casa. Que no otra cosa fue el local de 18 de Julio y Ejido para varias generaciones de uruguayos, y entre ellos de sanduceros.
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