Estaban de recorrida

Policiales | 17 Abr La exigencia de los permisos necesarios para determinadas actividades públicas y la costumbre de hacer festivales con venta de comidas y bebidas alcohólicas y sin alcohol sin el comunicado a las autoridades, determinó un mal momento para los vecinos de Merinos, pueblo que es compartido en su jurisdicción entre Paysandú y Río Negro, ya que solo una calle marca el límite entre ambos departamentos.
Como es costumbre en Merinos, cada año que se organiza la cabalgata hacia Salsipuedes, la localidad es uno de los puntos de descanso de los jinetes y las comitivas. E
l viernes 13 las comisiones de apoyo a la Escuela 18, la policlínica y el club de baby fútbol organizaron espectáculos y venta de comidas y bebidas. El pequeño festival contó también con el apoyo de la Alcaldía de Guichón --a cargo hasta ayer de Delia Lestarpe-- y la Intendencia envió un grupo musical para amenizar la noche.
A dos metros de la calle
Sobre las 21.30, según dijo a EL TELEGRAFO la señora Ana María Fernández, integrante de la comisión de la policlínica, llegaron dos camionetas del Ministerio del Interior con varios efectivos policiales, algunos con armas largas. Hablaron con la directora de la escuela y luego conminaron a quienes estaban vendiendo chorizos y bebidas a dejar de hacerlo, ya que no contaban con los permisos necesarios. Después de conversar, los integrantes de la comisión de la policlínica optaron por trasladar su eventual “cantina” al otro lado de la calle, en jurisdicción sanducera.
Los policías hablaron luego con la en ese día alcaldesa interina de Guichón, Lestarpe, quien dijo que se había apoyado la fiesta, según ella misma reconoció a EL TELEGRAFO.
“Se presentaron, me preguntaron si yo había dado permiso para la fiesta y les dije que eso era algo que se hacía hace años, y que era algo muy familiar. Les pregunté si había alguna cosa más y me dijeron sobre picadas en moto”. El hecho despertó preocupación entre los vecinos, que lo comentaron a este medio.
“venta de bebidas alcohólicas”
Consultado sobre la situación dada, el encargado de despacho del subjefe de Policía de Río Negro, inspector Martín Botto, dijo que las camionetas policiales estaban realizando recorridas en prevención y represión del abigeato, ya que se habían recibido algunas denuncias de vecinos del camino de los Cardenales.
En ese marco, llegaron a Merinos, donde encontraron la fiesta de los vecinos, “en una recorrida de rutina. Lo que constataron fue que en jurisdicción de la Seccional Octava se había instalado una cantina con venta de bebidas alcohólicas y había menores consumiendo esas bebidas. Les pidieron las autorizaciones correspondientes y no las tenían; habían sido autorizado por la gente de Guichón, pero eso es enfrente”, dijo el inspector Botta.
Allí fue que “se les intimó a que presentaran la reglamentación, los oficiales se entrevistaron con la alcaldesa y ellos optaron por retirar la cantina del lado nuestro (por Río Negro). Dimos intervención a los dos jueces, de la Octava y de la Novena y no se dispuso ningún otro trámite”.
“Capaz que cayó mal porque se les dijo que presentaran la documentación y no había problema en lo que hicieran, pero estaban del lado de Río Negro”.
Hay que comunicarlo
El jerarca dijo que “corresponde que al hacer el espectáculo nos comuniquen, porque tenemos que estar en conocimiento, y hay que regirse por la reglamentación del INAU sobre la venta de bebidas alcohólicas, que a los menores está prohibida. Si bien no se vio a ninguno comprando, estaban tomando en ese lugar”.
Botto aclaró que “no hubo ostentación de fuerza, es que los policías andaban de rutina por los casos de abigeato, y en ese camino, llamado de los Cardenales, hay denuncias también que andaban corriendo motos, pero noches anteriores. Por eso andaban en la zona y armados”.
También dijo que normalmente, para estos casos, “hay que pedir los permisos de la Intendencia, el INAU y hasta de Agadu, por la música”.
“Acá somos muy cuidadosos en eso, porque si aplicamos para uno hay que aplicar para todos”, dijo el inspector Botto.