Locales | 22 Abr La crisis en Europa y Estados Unidos ha acentuado una tendencia de los últimos años que indica que hay un descenso en la demanda de fletes marítimos, la que es promovida fundamentalmente por la caída en volumen de cargas desde y hacia países asiáticos y Europa, al punto que se estima que en un futuro cercano quedarían solo unas ocho grandes líneas marítimas, en tanto las otras doce desaparecerían.
En un análisis del experto en temas marítimos Emilio Cazalá, que publica El País, éste da cuenta de que el mundo marítimo se debate en fuerte crisis en medio de los nuevos megabarcos, falta de cargas, alta competencia y cambios en las condiciones de los mercados, con la perspectiva de que en unos años desaparezcan unas doce grandes líneas navieras.
Hace alusión Cazalá a que esta salida de escena de grandes líneas obedece en primer lugar a la aparición de los megabarcos, que han tornado obsoletas a las naves de tres mil y cuatro mil teus (contenedores de veinte pies) por su limitada capacidad y por ser grandes consumidores de combustible, lo que los hace inadecuadas para determinados tráficos.
Precisamente hoy hay más de 30.000 barcos de tres a cinco mil teus inactivos y otros cinco de diez mil a trece mil teus parados en aguas de China, en espera de cargas.
Las crisis en Europa y Estados Unidos llevan a la industria marítima a una delicada situación y feroz competencia por hacerse de carga y evitar navegar por los mares a media carga, que resulta antieconómico.
En este contexto, ha trascendido que la agencia naviera Maersk acaba de dejar de lado su proyecto de construir una decena de megabarcos de 18.000 teus porque el movimiento sigue decreciendo, mientras entre fines del 2011 y parte del 2012 los transportistas marítimos estarían perdiendo no menos de 5.200 millones de dólares.
Considera Cazalá que esta crisis está repercutiendo ya en la modesta plaza uruguaya, con una merma de cargas y con gestores tratando de llenar los contenedores para tratar de equilibrar la ecuación económica, en tanto los astilleros también están sufriendo las consecuencias porque muchas de las líneas navieras han pactado con los industriales demorar la entrega de las naves en construcción y han reducido o cancelado los compromisos originales.