Paysandú, Miércoles 25 de Abril de 2012
Opinion | 20 Abr Los siniestros de tránsito son considerados una epidemia. Es una enfermedad que afecta a un número de individuos superior al esperado en una población durante un tiempo determinado. ¿Cómo pueden ser considerados los accidentes de tránsito una enfermedad? Pues, el hecho y el impacto en sí no, pero sí las causas que llevan a que haya una enorme cantidad en un territorio dado, para el caso el uruguayo.
Tan importante es la incidencia de los accidentes de tránsito que cada 16 horas fallece una persona por esa causa. Es un tremendo flagelo que crece al parecer sin pausa y contra el cual no hay campaña de prevención que haya tenido éxito suficiente.
Demasiados uruguayos --especialmente menores de 30 años y especialmente varones-- pierden la vida cada día en calles, caminos y rutas, sumiendo en la tragedia a miles de personas, sus familias y amigos que se ven enfrentados de un instante a otro con el dolor de la muerte de un ser querido que, por otra parte, no presentaba problemas de salud y tenía “la vida por delante”.
Las campañas de prevención, si bien siempre son bienvenidas, no han resultado suficientes ni aleccionadoras hasta el grado de lograr que un sector de la sociedad tome real conciencia del peligro que implica circular en vehículos, del mismo modo del cuidado que los transeúntes deben tener. Es por eso que lo expresado por el ministro de Salud Pública, Jorge Venegas cobra especial importancia y además marca con toda claridad el camino a seguir para salvar la vida de los que incluso no cuidan su vida. El sistema no es otro que el rigor. “No hay vueltas”, dijo Venegas en Paysandú. El rigor es simplemente fiscalizar y controlar con tolerancia cero. Implica extender multas ante cualquier infracción, aunque obviamente con especial énfasis en las más graves, como el cruce de semáforos en rojo, una falta demasiado común en nuestra ciudad. O el uso de vehículos modificados, la falta de casco protector y otras.
La importancia de la opinión de Venegas es qué se hace desde el punto de vista de la salud. Decenas de miles de uruguayos cada año resultan lesionados en accidentes de tránsito y muchos de ellos pasan años en recuperación. Esto además de los problemas personales, familiares, laborales y sociales, acarrea al resto de la sociedad una enorme carga económica que en gran medida puede evitarse solamente con la prevención de conducir de acuerdo a las normas y con los debidos cuidados y respeto hacia los demás.
La epidemia de siniestros de tránsito es posible terminarla con una severa campaña de contralor --o varias-- donde realmente duela el bolsillo y se acoten las posibilidades de continuar circulando en otros vehículos. Pero además, y sin eso no hay rigor que alcance, es imprescindible el respeto a la vida. A la vida de cada uno de nosotros y la vida de los otros. Sin eso, la ruleta rusa seguirá.
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