Opinion | 24 Abr Paysandú cuenta en distintas localidades del interior departamental y en la ciudad capital con Centros MEC, los que en los últimos años se han convertido en un lugar de referencia para estas comunidades. Lo mismo pasa en el resto de los departamentos del país, según un balance realizado por el Ministerio de Educación y Cultura, que da cuenta que entre 2007 y 2011 participaron 733.264 personas en diferentes actividades relacionadas con los Centros MEC.
En la actualidad funcionan 114 espacios de este tipo en todo el país pero la intención es llegar a los 132, priorizando las localidades de entre 500 y 5 mil habitantes, informó el titular de la Dirección, Roberto Elissalde, quien destacó el rol de los tres socios imprescindibles para instalar cada uno de ellos: Antel, la Intendencia correspondiente y el MEC.
“La principal sorpresa es aprender que vivimos en un país diverso, que no es un país de clase media blanca y europea, sino que es un país que habla portuñol, que disfruta de muchas cosas, y que la única manera de tener una programación que le sirva a la gente es comprendiendo y estando cerca, porque es imposible planificar desde Montevideo lo que tiene que ser bueno para todo el país”, dijo Elissalde.
Indudablemente, su afincamiento en el territorio y proximidad a sus usuarios ha dado a los Centros MEC la oportunidad de conocer las idiosincracias propias de cada región y cómo los vecinos se apropian de la nuevas herramientas que están a su disposición, qué usan, qué necesitan y qué cosas promueven la participación comunitaria y el crecimiento social. Eso es un conocimiento que difícilmente puede ser tenido desde atrás de un escritorio de la capital y bueno es que el director de los Centros MEC así lo reconozca.
Por otra parte, en cinco años de gestión estos espacios han demostrado no sólo ser útiles para acercar las nuevas tecnologías al Interior a las poblaciones, en especial las ubicadas en el interior de los departamentos, sino también nuevas oportunidades de participación en hechos culturales, sociales y educativos tales como talleres, exposiciones, espectáculos musicales, de artes escénicas y proyecciones audiovisuales. Y esa es una innovación muy positiva.