Paysandú, Lunes 07 de Mayo de 2012
Opinion | 04 May El martes se celebró el Día Internacional de los Trabajadores. Temprano en la mañana el presidente de la República, José Mujica --en esencia un trabajador más-- se trasladó a la ciudad de Carmelo para asistir al festejo del centenario del puente giratorio sobre el arroyo de Las Vacas. Y allí se hizo un acto para recordar aquel 1º de Mayo de 1912, cuando la ciudad se convirtió en la envidia del resto, que también empezó a soñar con un puente similar, aunque todos esos sueños solo quedaron en proyectos.
La presencia del presidente sin duda engalanó los festejos, pero también fue una buena oportunidad para que los pobladores reclamaran por la escasa conservación del puente, que además debe ser renovado para adaptarse a los tiempos. Lo que pretenden en realidad es un nuevo puente. Hace 100 años el actual fue pensado para soportar unos 5.000 kilos de peso, más que suficientes para los transportes de entonces. Hoy pasan camiones de 30 toneladas.
El “Pepe” le pasó la pelota al ministro Enrique Pintado y subió al estrado para dar un discurso, esperado por todos. Felices, los presentes lo recibieron con aplausos y vivas. Levantó la mano saludando a todos y comenzó. “A veces hay que mirar pa’ atrás pa’ agarrar coraje pa’ seguir hacia adelante”, dijo. “Y cuando uno hace una obra de este tipo me parece bueno...”, siguió hasta ser interrumpido por una mujer que dándose cuenta que pasaba por el puente un camión de gran porte le pidió que mirara hacia allí para que comprobara que lo que le habían dicho era cierto. Mujica, vaya a saberse por qué, se enojó. “Yo miro lo que se me antoja a mí, no lo que me mandan... ¿ta?”, afirmó como con bronca y simplemente se retiró del lugar. Esto nos hizo recordar el legado de Artigas, que reconoció explícitamente que la autoridad del gobernante cesa ante la soberana presencia de los gobernados, en quienes en realidad debe residir el poder, otorgado en comodato a los gobernantes de turno.
En la voz de un presidente, esa afirmación --más allá de repentista e impensada-- es inaceptable. Peor aún, es preocupante. Si un presidente no escucha a sus gobernados, mal camino ha tomado. Es totalmente cierto que hay que mirar hacia atrás para tener el coraje de caminar hacia adelante. El presidente debería hacer eso. Mirar el ejemplo de Artigas, que sabía con claridad en quiénes residía el poder.
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