Opinion | 03 May A principios de este año, a raíz de nuevos casos de fiebre aftosa en Paraguay, se puso en alerta al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de nuestro país, que decidió aumentar los recursos humanos en puestos de frontera, así como mantener los rodiluvios y los arcos de desinfección.
Se anunció entonces que estas medidas se mantendrían mientras se monitoreaba lo que sucedía en Paraguay, y a la vez se continuó con el protocolo de desinfección de los contenedores con carne paraguaya en tránsito, luego que el gobierno de Asunción confirmara la existencia de nuevos casos de aftosa en el norteño departamento de San Pedro. Paralelamente, el gobierno de Fernando Lugo pidió asistencia a los demás países del Mercosur para combatir la epizootia y técnicos uruguayos viajaron a la nación paraguaya para colaborar en las medidas.
En las últimas horas, al cabo de casi cinco meses, se supo que las desinfecciones de vehículos que llegan desde Paraguay o ingresan al territorio uruguayo desde Argentina se mantienen, con los rodiluvios funcionando en los pasos de frontera del Litoral, aunque la Dirección General de Servicios Ganaderos del MAGP prácticamente levantó estas medidas mientras mejora la situación sanitaria de Paraguay tras el foco de aftosa registrado en enero pasado.
El doctor Eduardo Paradiso, jefe de los Servicios Ganaderos Departamentales, dijo a EL TELEGRAFO que “acá se mantienen todas las medidas de protección al ingreso de zonas en que puede haber algún riesgo de aftosa, tanto de Uruguay como el norte argentino”. El jerarca adelantó que se va a seguir estudiando la situación, pues de un nivel de alerta se pasó a uno de atención, lo que es una pauta de prudencia muy justificada si se tiene en cuenta cómo se han dado casos similares en los últimos años en la región, desde que un descuido o un exceso de confianza puede resultar fatal para la producción ganadera y las economías de los países que se sustentan en gran medida en esta explotación.
Recientemente tuvo lugar una reunión del Comité Veterinario Permanente en Brasil, oportunidad en que el análisis de la situación sanitaria en Paraguay continuó siendo el foco de atención en la región. Las autoridades paraguayas presentaron al comité un informe sobre las medidas que adoptaron para levantar la emergencia sanitaria causada por el último foco de fiebre aftosa, pero los técnicos consideraron que los elementos manejados no implicaron un análisis sólido de la situación, por lo que se ha dejado pendiente el tema para ser considerado la semana próxima en la reunión de la Comisión Sudamericana de Fiebre Aftosa (Cosalfa), que tendrá lugar en Paraguay.
Es que todavía subsisten aprensiones en la región respecto al tratamiento del tema y las medidas adoptadas en la nación guaraní, por lo que la idea es impulsar un relevamiento a nivel de todo el territorio paraguayo, teniendo en cuenta que sigue siendo una interrogante el origen del foco. Por lo que no se ha podido avanzar en el origen del problema, lo que plantea una incógnita respecto a la posibilidad de que en el momento menos esperado reaparezca un brote de la epizootia.
Precisamente, de acuerdo a las informaciones provenientes de la nación guaraní, el último foco estaba ubicado en la misma zona donde se detectó la enfermedad en otro rodeo el 18 de setiembre de 2011, lo que confirma la necesidad de hilar muy fino en cuanto al levantamiento de las medidas especiales de control, las que a la vez no son un 100 por ciento efectivas pues el virus no conoce de fronteras.
Debemos tener presente que luego de que por algunos años el fantasma de la fiebre aftosa permaneciera en letargo en nuestra región, el foco de esta enfermedad en Paraguay ha sido determinante para que se pusieran en marcha medidas específicas de control en los cruces de nuestro país con Argentina.
No puede olvidarse que por esta vía se originó el contagio que desembocó en la crisis de 2001, que tantos perjuicios arrojó a Uruguay y que todavía se proyectan hasta hoy, de una u otra forma. Por lo que corresponde considerar como un acierto que Uruguay no levante las desinfecciones de los vehículos ni el control de los viajeros que ingresan por las barreras sanitarias, porque nunca hay seguridades, y surge claramente que hay productores que no asumen sus responsabilidades, por lo que es fundamental mantener la actitud vigilante y la cooperación regional.