Opinion | 06 May El Poder Ejecutivo urgió al Congreso de Intendentes para que en el primer semestre del año en curso exista un acuerdo sobre el modelo que se pondrá en práctica para la disposición final de residuos urbanos. Una solución para el problema de la basura es la meta que se persigue en el ámbito de diálogo y trabajo instaurado entre las intendencias y la Presidencia de la República, buscándose llegar a un acuerdo como finalmente se pudo llegar respecto a la patente única nacional.
Sin embargo, se trata de dos cuestiones de muy distinta naturaleza y complejidad. Las patentes requerían un acuerdo entre las intendencias y el Poder Ejecutivo respecto a cómo y cuánto cobrarían por el tributo, mientras que un acuerdo para resolver el problema de los residuos sólidos urbanos involucra cuestiones económicas, logísticas y sociales.
Actualmente las intendencias de la zona metropolitana apoyan la propuesta de inversores italianos, consistente en instalar una usina “termovalorizadora” en esa zona, que es la que genera el 70% de los residuos del país. Otra propuesta es la de un grupo de inversionistas argentinos, uruguayos y estadounidenses que propone generar energía sin incinerar la basura, en celdas donde se produce una cantidad constante de gas por minuto.
No obstante, esta solución no es vista con buenos ojos por varias intendencias ubicadas al norte del río Negro, que deberían trasladar hasta allí la totalidad de sus residuos y como contrapropuesta plantean instalar plantas regionales.
Independientemente de estos aspectos, se requiere una solución que contemple no solo términos de rentabilidad y logística --habría que ver realmente qué implica transportar, por ejemplo, las 64 toneladas de basura que produce Paysandú-- sino también desde el punto de vista ambiental, puesto que lo que se quiere solucionar es en esencia un problema ambiental y, a veces sanitario.
Tampoco se puede desconocer que el asunto tiene implicancias sociales, pues son miles y miles los uruguayos que tienen estrategias de subsistencia basada en la recolección de residuos domiciliarios, ya sea para la crianza de animales o la recolección y venta de materiales reciclables. En definitiva, a pesar de la urgencia del presidente, parece difícil que el asunto quede acordado en lo inmediato y se trata de un tema que tiene que ser tratado y analizado con sumo cuidado y con una visión que sopese otros intereses, además de los políticos y económicos.