Paysandú, Miércoles 09 de Mayo de 2012
Opinion | 09 May Cientos de personas participaron en la víspera del casting para el programa de televisión “Soñando por cantar”, que se emite por la televisión argentina. Decenas de ellas esperaron toda la noche. La primera había llegado a las 11.30 del lunes y pacientemente esperó. Otros pasaban por la calle y miraban con curiosidad esa expresión de fe que hacía pasar la noche a la intemperie.
Apreciar el trabajo del productor de Ideas del Sur, el rosarino Sebastián Mazzoni, coach de “Cantando por un sueño” en el auditorio “Miguel Ángel Pías” fue acercarse a un casting profesional. Y eso mismo pasó sin duda con los participantes, la mayoría de los cuales volvió a su casa sin haber sido seleccionado o pre-seleccionado. Pero lo que sí logro, fue acercarse a la manera profesional de presentarse a una producción artística profesional.
Se puede criticar varios aspectos de “Soñando por cantar”, como por ejemplo el énfasis en las historias tristes y plenas en lágrimas; o como algunos participantes aparecen demasiado en personaje golpeado por la vida. Es un programa de televisión, así que se le pueden hacer críticas.
No obstante, el nivel de producción es muy bueno y es precisamente lo que no puede criticarse. Ese nivel de profesionalismo es el que se apreció en la víspera en Paysandú.
Ese es el gran legado que el programa deja para Paysandú. Probablemente muchos postulantes tenían una idea diferente de lo que un casting envuelve. Pero ahora ya tienen una postura más clara de lo que envuelve una oportunidad de estas características.
Ese legado puede --y ojalá así sea-- derivar en que muchos de los postulantes que no fueron elegidos decidan seguir cursos regulares de canto. De la misma manera que con la aparición de los grupos de parodistas de carnaval hubo un aumento de estudiantes de baile, esto puede determinar que muchos sanduceros sientan que ese mundo al que apenas se asomaron por unos minutos les atrae de tal manera que están dispuestos a iniciar el camino desde la base, desde el estudio. Al talento hay que ayudarlo, y la mejor forma es con una cuidada formación profesional.
Así es como se trabaja habitualmente en los castings, donde la primera selección se hace en apenas minutos para ir profundizándola en etapas posteriores. No hay dudas que en todas las comunidades hay talentos artísticos. El camino no es sencillo, pero tampoco lo es para una maestra, un médico, un mecánico o un soldado. No es fácil para nadie. Lo que es bueno, es tener la llama interior para perseguir el sueño, ilusión u objetivo.
De los cientos de personas que fueron al casting de “Soñando...”, seguramente muchos tienen real talento. Es tiempo de aprovechar el legado que dejó la jornada anterior.
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