Paysandú, Jueves 10 de Mayo de 2012
Opinion | 07 May La instalación de por lo menos un Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) en el Interior es un reclamo que data desde hace décadas, ante gobiernos de todos los partidos, pero la porfiada realidad indica que ni colorados, ni blancos ni frenteamplistas han estado a la altura de las circunstancias a la hora de instalar aunque más no fuera uno de estos centros de medicina de alta tecnología, con carácter regional, para no solo tender a descentralizar la atención de pacientes de alto riesgo, sino a la vez evitar los largos desplazamientos de pacientes por más de 400 y hasta 500 kilómetros, con todos los riesgos adicionales que ello entraña.
Es decir que a lo largo de las décadas, mientras el Interior reclamaba con justicia un mínimo de atención en este aspecto, en Montevideo se han seguido instalando estos centros de alta tecnología, todos en un radio de unas pocas cuadras en torno al obelisco, por lo que a lo largo de los años hacia allá han debido converger pacientes de todo el Interior, con suerte diversa, por supuesto, de acuerdo a la entidad de la emergencia, pero sin que se les moviera un pelo a los responsables para por lo menos intentar algún cambio en ese estado de cosas.
Además de la gran responsabilidad gubernamental para que se planteara este escenario, por ser el ámbito en el que se toman las decisiones, hay también un círculo vicioso empresario- profesional que hace que las grandes oportunidades de especialización y de perfeccionamiento profesional, así como el empleo de recursos tecnológicos y humanos, obtengan mejor rentabilidad por el alto número de pacientes que se atienden cuando el IMAE se instala en Montevideo.
La regionalización es la respuesta que se debe dar en este escenario, a través además de una complementación público-privada, de forma de optimizar el uso de los recursos e infraestructura necesaria para que estos institutos funcionen debidamente y sean en lo posible autosustentables.
Uno de los proyectos de regionalización sobre los que más se ha conversado –y decimos conversado para usar el término adecuado, porque hasta ahora no se han materializado siquiera proyectos viables para su posterior ejecución-- es la instalación de un IMAE cardiológico al norte del río Negro. Así, sobre todo pacientes de Artigas, Rivera, Salto, Tacuarembó y Paysandú no seguirían en la encrucijada de tener que trasladarse cientos de kilómetros, consumiendo minutos vitales para la mejor recuperación y la propia vida de quienes se enfrentan a un percance de estas características.
Como sea, desde hace ya años se está en estas conversaciones con ASSE, y más allá de las palmaditas en la espalda y los sí de ocasión, las realidades en esta materia han sido mínimas, al punto de que cuando se ha dado casi todo por acordado, un simple recambio de autoridades en ASSE --como se dio en el período anterior-- ha significado que todo volviera a fojas cero y se tuvieran que repetir todos los estudios y gestiones ya efectuados para que el o los nuevos jerarcas tuvieran más o menos el convencimiento de que debe hacerse lugar a un reclamo de estas características.
Hasta ahora, la mayor posibilidad de instalación de un centro regional ha sido su ubicación en Salto, para lo que se cuenta incluso con el apoyo de las asociaciones médicas de Paysandú y otros departamentos, en el entendido de que es imposible que cada departamento tenga su IMAE cardiológico y que la radicación en el departamento cercano permitiría concentrar la necesaria infraestructura, recursos humanos y equipamiento a tono con los requerimientos de la medicina más avanzada.
Recientemente tuvo lugar en la Junta Departamental de Salto una reunión de la Comisión de Salud del legislativo con el ministro de Salud Pública, docto Jorge Venegas, a efectos de intercambiar puntos de vista y procurar acordar acciones sobre el IMAE cardiológico y la eventual instalación de un resonador magnético.
De estos contactos surgió la posibilidad de una complementariedad entre los hospitales de Salto y Tacuarembó, como sería por ejemplo dejar en Salto un instituto para abordar todo lo que hace a la angioplastia central, para hacer en Tacuarembó la cirugía cardíaca. Lo que no es mala idea, como así tampoco incorporar un resonador magnético, como está reclamando desde hace ya mucho tiempo la mutualista de Paysandú, sin que hasta ahora se haya logrado la concreción. Pero de lo que se trata es de que con un ministro y con otro, con las autoridades de ASSE que sea, las propuestas siguen yendo y viniendo, sin las condignas respuestas del ministerio y del citado organismo rector, para de una vez por todas hacer que la medicina altamente especializada esté más cerca de los habitantes del Interior. Es que se le siguen dando largas al tema y parecería que los recursos que --según sostienen una y otra vez portavoces del gobierno-- se han incrementado sustancialmente en el área de la salud, hasta ahora no han servido siquiera para más o menos diagramar un proyecto para hacer realidad la ilusión del primer IMAE regional fuera de Montevideo, porque a un paso hacia adelante le siguen dos para atrás, más allá de los enunciados.
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