Paysandú, Jueves 10 de Mayo de 2012
Opinion | 08 May El manejo irresponsable de agroquímicos en el medio rural y localidades del interior se están convirtiendo cada vez con más frecuencia en lamentables noticias. En Paysandú así como otros departamentos del litoral, donde hay grandes extensiones agrícolas dedicadas a la plantación de soja, los problemas son cada vez más frecuentes y están generando la reacción y movilización de los vecinos afectados.
El viernes pasado vecinos de Guichón llevaron a las comisiones de Salud y Medio Ambiente del Senado su preocupación respecto a la posibilidad de que el agua que se consume en esta ciudad, así como en Termas de Almirón esté contaminada con residuos de agroquímicos utilizados en las fumigaciones que se realizan en plantíos vecinos a las usinas potabilizadoras de Guichón y Termas de Almirón, así como en el curso de agua del cual se extrae para consumo humano.
La preocupación es totalmente atendible aunque el tema viene siendo planteado en diferentes ámbitos desde hace unos cuatro años, sin que hasta el momento haya señales de respuesta.
Recientemente, la Intendencia de Río Negro, el Consejo de Educación Primaria y el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca tomaron cartas en el asunto luego que la directora de una escuela rural de Rolón fuera rociada por una máquina aplicadora de agroquímicos cuando salió a advertir a su conductor que no estaba respetando la distancia mínima que establece la normativa vigente para las aplicaciones cercanas a las escuelas.
Tampoco es extraño que en las áreas rurales se encuentren envases de agroquímicos, potencialmente contaminantes, diseminados en cualquier parte, o se laven en arroyos contaminándolos y aniquilando la vida acuática además de dejarlos inutilizados como abrevaderos de ganado.
Por otra parte, el caso ocurrido el año pasado en Guichón cuando aparecieron numerosos envases de endosulfán arrojados en el basurero municipal y tras las investigaciones policiales y judiciales no se logró dar con el responsable, así como el reciente caso de un vehículo que arrojó un centenar de envases de ese tipo en una zona periférica y densamente poblada de la ciudad de Paysandú sin que tampoco se pudiera dar con la persona que cometió tal acción, da cuenta de la complejidad de una problemática en la cual las autoridades no están dando señales claras de establecer límites y controles.
Es necesario que se busquen estrategias y formas de sanción y control para acciones que rayan en lo delictivo y cuyas consecuencias no siempre se puede medir en el momento que ocurren, puesto que incluso podrían ocasionar afecciones a largo plazo ya sea en el ambiente o la salud de las personas.
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