Paysandú, Sábado 19 de Mayo de 2012
Opinion | 14 May Aparentemente se trata de una medida temporal, pero lo cierto es que han pasado los días y alternativamente hay cientos de camiones detenidos en la frontera con Brasil, con el consiguiente dilema para transportistas y operadores, desde que cada día de paro implica fuertes pérdidas.
Se trataría de un endurecimiento de las autoridades brasileñas para acentuar la lucha contra el contrabando, y es así que desde la Receita Federal aseguraron a sus pares uruguayos que la medida es de “muy breve” aliento.
Esta percepción no es compartida por los directamente involucrados, es decir las empresas transportistas, las que señalan que cuando comenzaron las demoras en los controles se les informó que ese operativo, llamado “marea vermelha”, continuaría hasta julio, nada menos.
Si bien en principio se había desmentido que hubiera camiones detenidos, desde la frontera se indica que ha habido hasta 500 camiones detenidos esperando para cruzar, aunque algunos van cruzando y se suman otros que recién llegan.
La causa es que los controles están demorando más de lo habitual, ya que en lugar de inspeccionarse a fondo la mercadería en el 20 por ciento de los casos, ahora esta inspección se practica en el 80 por ciento, lo que quiere decir que la gran mayoría de los despachos aduaneros van por el “canal rojo”, es decir un proceso que insume hasta cinco días y se controla documentación y mercadería.
Pese a que desde la Cancillería y el Ministerio de Economía y Finanzas se han establecido gestiones en procura de superar la anormalidad, en Brasil dijeron que se busca minimizar el contrabando y el ingreso de bienes no autorizados, como es el caso de electrodomésticos, por lo que se controla especialmente la guía de importación, sobre todo porque se tiene en cuenta que existe desfasaje de precios entre ambos lados en determinados productos importados, pero ello no quita a la vez que se haya “aprovechado la volada” para enlentecer el ingreso de productos como el arroz desde nuestro país, lo que demora una operativa que debería ser fluida, en abierto perjuicio de los productores uruguayos.
El libre tránsito de mercaderías y personas, establecido en el artículo primero del Mercosur, es desvirtuado en muchísimos casos por los países vecinos, a veces disfrazados de controles aduaneros y medidas anti contrabando, como en este caso, y otras veces mediante exigencias sanitarias fuera de libreto, lo que hace sumatoria de violaciones al acuerdo regional.
En el caso de Brasil, a veces es consecuencia de protestas de productores de mercadería similar en Brasil, que reclaman medidas sobre supuestas infracciones y subsidios, pero en mayor o menor medida, con mayores o menores dificultades, el acceso se ha liberado.
Pero en lo que refiere a Argentina, no estamos ante situaciones episódicas, sino ante acciones sistemáticas de entorpecimiento, que ni siquiera se intentan disimular, porque además Buenos Aires está habituado a violar la letra y el espíritu del Mercosur, con absoluta impunidad y una excesiva “comprensión” de socios como Uruguay.
Es cierto, como dice el presidente José Mujica, que en el marco de la relación bilateral y el propio acuerdo, no hay mucho margen de maniobra para Uruguay ante la política de hechos consumados y el “tómelo o déjelo” que nos aplica Argentina. Incluso, en su particular lenguaje, ha señalado, ante reclamos de la oposición, que le están pidiendo que “meta pechera” cuando en la vecina orilla se cierran las puertas a nuestros productos.
En realidad no se trata de eso, sino de poner las cosas en su lugar y poner en evidencia que las cosas deben hacerse de acuerdo a las normas, que no son letra muerta, lo que es fundamental sobre todo para países pequeños como Uruguay.
Pero, a la inversa, ocurre que el gobierno incluso se empeña en ocultar las flagrantes violaciones a las normas que aplica Argentina, apostando a que la amistad entre ambos presidentes sea la mejor forma de resolver las diferencias. Hasta ahora esta actitud “hipercompresiva”, por decir lo menos, no ha dado resultado, como seguramente tampoco sacaríamos algo mejor de “meter pechera” como gusta decir el mandatario. Es que en la vecina orilla están en otra cosa, en cerrar las importaciones para hacer frente a sus graves problemas de falta de dólares, porque el país no tiene crédito internacional debido al default y a que no ha pagado sus deudas, y se trata de sustituir lo que antes se importaba por bienes de producción nacional, al costo que sea.
Ni siquiera un país tan grande como Argentina puede resistir mucho tiempo de esta forma, pero en el interín puede hacerse mucho daño y también afectar a los países que. como Uruguay, tienen alta dependencia de su intercambio comercial.
Ello da la pauta de que ante la imprevisibilidad, el desconocimiento de las normas, como también hace gala Brasil cuando las cosas se les ponen feas, la única alternativa viable para Uruguay es desatarse del corsé regional, lo que no va a ser cosa de un día ni de dos, pero sí un objetivo impostergable por encima de coyunturas favorables dentro de la región, para no estar sujeto permanentemente a estos avatares.
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