Paysandú, Miércoles 23 de Mayo de 2012
Opinion | 18 May Su primer objetivo es permitir reconstruir lo que ocurre en determinado lugar y situación. Las denominadas cámaras de seguridad, o micro cámaras de video que permiten instalarse fácilmente en industrias, comercios, calles y hasta en el hogar, son un eficaz instrumento para las fuerzas de seguridad, las de la ciudad (en el tema tránsito, por ejemplo) o los seguros (en el hogar). No solamente graban en formato digital, lo que reduce el espacio físico de grabación sensiblemente, sino que gracias a una conexión directa por Internet, posibilitan ver en vivo y directo lo que ocurre en determinado lugar desde cualquier otro.
Instalados en comercios de todo tipo, desde bancos hasta almacenes de barrio, permiten que los investigadores policiales sepan con exactitud cómo se desarrolló un hecho delictivo. Pueden apreciar a veces hasta los rostros de los delincuentes. Ayudan a la investigación, la facilitan, la aceleran.
Asimismo, en el caso de aquellos asaltos, crímenes, copamientos y otros delitos que sacuden en la sociedad, cuando hay videos filmados de cámaras de seguridad, los medios de prensa, especialmente los canales de televisión pero también portales de Internet, procuran conseguir una copia para exhibir a sus espectadores.
No quedan dudas que es un trozo de noticia y como tal tiene interés público. Sin embargo, hay que obrar con prudencia.
Eso ocurrió con las imágenes que con toda claridad exhiben la muerte del trabajador de La Pasiva en Montevideo. Con detalle se ve cómo el delincuente levanta su arma y dispara, cómo el hombre es herido y cómo cae. Es noticia, no hay dudas. Pero asimismo, son imágenes que pueden ser perjudiciales para parte de la audiencia. Y en especial sus pequeños hijos que --por si acaso-- vieron la grabación con el resultado que cualquiera puede imaginar. Según contó su madre, los niños se despiertan por la noche nerviosos y con miedo.
Es indudable, el morbo de la mayoría justifica poner en el aire las imágenes. Pero al mismo tiempo debería protegerse a la minoría que sufre. Como lo hacen en muchos otros países donde solamente se autoriza la emisión libre de imágenes que no contengan escenas específicas de violencia.
No hay que regular a la prensa en ninguna forma, pero la prensa si debe respetar límites, como cualquier otro conglomerado de la sociedad. Emitir cómo un delincuente mata a otra persona no forma parte de prioridad alguna. Ni agrega nada a una noticia.
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