Paysandú, Lunes 28 de Mayo de 2012

Sobreviviendo, y con dificultades

Opinion | 21 May Recientemente ha comenzado una nueva zafra de cítricos en Paysandú y Salto, la que presenta diferencias sustanciales con el escenario de hace algunos años, en cuanto a rentabilidad y perspectivas para los exportadores del sector, lamentablemente, desde que no creemos pecar de exagerados si consideramos que la citricultura nacional atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia.
Debe tenerse presente que en los últimos años se ha acentuado la pérdida de competitividad de los cítricos uruguayos frente a los de los principales países competidores en el Hemisferio Sur, como son Chile, Perú y Sudáfrica. Lo peor es que lejos de una reversión, estamos ante un proceso sostenido, con crecientes costos de producción y mercados ahora renuentes.
La producción de estos países ingresa a la Unión Europea con arancel cero, mientras la fruta uruguaya lo hace pagando un arancel de 12,5 por ciento precio mayorista, pero al perderse las preferencias arancelarias pasa a pagar entre el 16 y el 17,5 por ciento. Mientras tanto, desde hace años Uruguay está negociando el ingreso de los cítricos a Estados Unidos, habiendo superado el análisis de riesgo, pero aún resta algún paso interno para ser autorizado a ingresar.
Lamentablemente, como sostuvo en Paysandú el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, el gobierno considera que la apuesta a que se abra el mercado de cítricos en Estados Unidos para este 2012 apunta a ser la “solución” para la situación del sector en el corto plazo en nuestro país, pero sin duda que esta posibilidad no va al fondo del problema, aunque sería un buen paliativo y contribuiría a dar aire a los productores para ir capeando el temporal.
Hasta ahora el ministro no ha aportado soluciones para el corto plazo, y solo formuló una serie de acciones y recomendaciones a llevar adelante en el mediano y largo plazo, cuando evidentemente estamos ante agroindustrias por lo general fuertemente endeudadas y con poco margen de maniobra para las inversiones estructurales requeridas, hasta tanto puedan tener un panorama más claro.
A esta altura el gran desafío para la producción, como ocurre en otros sectores, radica en abatir los altos costos internos que afectan la competitividad, los que ya han costado el cierre de una planta en Paysandú, así como en su momento dudas sobre la continuidad inmediata de alguna otra empresa y una gran cuota de incertidumbre para el futuro inmediato, incluso ya para el próximo año.
Varias empresas tienen una ecuación económica muy comprometida, porque les resulta harto difícil enfrentar la pérdida de competitividad, el encarecimiento de la mano de obra y los costos fijos, teniendo en cuenta por ejemplo que los salarios han aumentado, al igual que otros insumos y servicios del Estado y se reciben menos pesos por dólar que ingresa por la misma producción.
Con el mercado de Estados Unidos próximo pero aún sin definir, así como la falta de un Tratado de Libre Comercio con países europeos --como tienen nuestros competidores-- y un alto costo país, faltan respuestas del Estado en condiciones que debe ofrecer para el mejor desenvolvimiento de los sectores productivos, por lo menos en forma coyuntural, a cuenta de alguna otra medida de fondo que está faltando para que no siga complicándose una explotación emblemática. Hasta ahora el ministro Aguerre ha señalado como una contribución importante del Estado el llevar del dos al cuatro por ciento la devolución de impuestos al sector, pero a la luz de las graves dificultades y costos estamos ante un paliativo menor, que reafirma los problemas que existen para producir y lo que no se hace desde el Estado para contribuir a sostener o por lo menos no obstaculizar el desarrollo de emprendimientos que proveen riqueza y empleos genuinos nada menos que en el interior profundo del Uruguay.
El tiempo pasa, el endeudamiento crece, la rentabilidad sigue en descenso, cuando la hay, y la conjunción de falta de rentabilidad y consecuente imposibilidad de pagar deudas para muchas empresas del sector constituyen un cóctel indeseable para cualquier emprendimiento, por lo que es preciso buscar con decisión alternativas para zafar de lo que ya aparece como un corral de ramas para un rubro que supo ser pujante y promisorio y que hoy se sostiene a duras penas, lamentablemente.


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