Paysandú, Lunes 28 de Mayo de 2012
Opinion | 24 May Los vientos proteccionistas que han comenzado a soplar en la región, sobre todo en el Mercosur a raíz de las medidas argentinas de restricciones a las importaciones han recalado también en Brasil, por lo que el Mercosur se complica cada vez más desde que las dos grandes economías que integran el acuerdo regional se están encerrando para intentar nivelar desfasajes internos.
Tenemos así que el gobierno brasileño acaba de anunciar una batería de medidas de estímulo para enfrentar la desaceleración de la actividad económica, luego que el propio Ejecutivo admitiera que su economía crecerá por debajo del 4,5 por ciento que se había previsto inicialmente.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo que “si la crisis empeora o continúa empeorando, si ellos (Europa) no resuelven el problema de Grecia, será difícil alcanzar una tasa del 4,5 por ciento, y será más o menos la misma que el 2,7 por ciento de 2011. Ocurre que el gobierno ya había anticipado dificultades para alcanzar el citado crecimiento del 4,5 por ciento este año y el mercado lo ha reducido a un 3 por ciento.
Según el titular de Hacienda, la crisis se ha acentuado pero afectando en conjunto a los países emergentes, con China a la cabeza, por lo que Brasil anuncia un nuevo paquete de estímulo económico dirigido al sector automotriz.
Tales medidas incluyen una reducción de los impuestos a la fabricación de vehículos, así como facilidades y reducción del costo del crédito en ese sector, que constituye el 20 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de la vecina nación.
Otros efectos beneficiosos internos serán reducir el costo de la inversión en el Brasil, estimular nuevos emprendimientos y bajar los precios de los vehículos al consumidor, que siguen a medidas similares en beneficio de la fabricación de equipos electromecánicos, confecciones, calzado, comunicaciones y bienes de capital.
Mantega insistió además que “estamos ante un agravamiento de la economía internacional. Es un hecho que nadie ignora. Tenemos problemas concentrados en Europa, la economía creciendo poco en Estados Unidos y esto está trayendo consecuencias para los emergentes en conjunto”.
Lo que es cierto en cuanto al diagnóstico, aunque no quiere decir que se acierte en las respuestas, ante el grave peligro del contagio de las medidas proteccionistas hasta llegar a un patético sálvese quien pueda, que sería poco menos que retrotraernos a la época de las cavernas.
No debe perderse de vista que los litigios entre Argentina y Brasil en el Mercosur son una muestra de lo que puede ocurrir cuando a una medida se replica con una medida espejo o peor aún, redoblando la apuesta. La política argentina de imponer trabas a las importaciones para estimular la producción doméstica, como en el viejo proteccionismo de los años 50, ya le costó varios encontronazos con Brasil y los otros socios del Mercosur, al punto que los industriales paraguayos han pedido al gobierno de Lugo medidas de represalia contra Buenos Aires.
Por si fuera poco, el gobierno argentino ha solicitado al Mercosur llevar al máximo el arancel externo, es decir aumentando los gravámenes para los productos de afuera de la región, de forma de dar mejor “circulación” a bienes dentro del bloque.
Las escaramuzas brasileño - argentinas han comprendido medidas y contramedidas en sectores como la carne de cerdo, vinos, quesos y harina de trigo, mediante la aplicación de licencias no automáticas, y últimamente el gobierno de Dilma Rousseff amenazó con cuotificar el ingreso de arroz argentino.
Es cierto, desde el punto de vista de nuestro país podría lograrse una pequeña ventaja de estas restricciones bilaterales, por cuanto productos uruguayos podrían pasar a ocupar los nichos de mercado que se cierran en Brasil o Argentina a la contraparte, pero en este contexto proteccionista por un lado o por otro, cualquier ganancia que se obtenga será efímera, porque a la larga perdemos todos.
Y lo peor es que si bien los productos que colocamos en Argentina no representan más que un 10 ó 15 por ciento de las exportaciones uruguayas, éstos sólo son competitivos dentro del Mercosur y además, son los de mayor valor agregado, por lo que el impacto de perder estos mercados, aún parcialmente, es mucho mayor que lo que los fríos números parecen indicar. Por tal motivo, es imprescindible que los mercados regionales se mantengan abiertos sin restricciones.
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