Locales | 25 May Mañana sábado 26, no se editarán los diarios en nuestro país, en recuerdo de Adrián Troitiño Alcobre, un español nacido en Moalde, en el municipio de Silleda, Pontevedra, el 3 de enero de 1869, que desarrolló en Uruguay una intensa actividad sindical, especialmente en la formación del primer sindicato de los vendedores de diarios y revistas. Se conmemora su fallecimiento, en Montevideo, el 26 de mayo de 1941.
En su septuagésimo primer aniversario, los canillitas uruguayos hacen un alto en su tarea y en consecuencia los diarios no son editados, acompañando el homenaje de los vendedores, que recuerdan a la figura fundamental en la formación del sindicato.
El pontevedrés Troitiño Acobre a los once años se fugó de su casa familiar, como polizón a Buenos Aires, donde adhirió al anarquismo, pese a su muy corta edad. Aún niño fue panadero y tras cruzar a Montevideo, siguió vinculado a actividades anarquistas, que a muy temprana edad lo llevaron a ser representante de la Sociedad de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos en Montevideo y del Sindicato de Oficios Varios de Villa del Cerro.
Fue editor del periódico “El Obrero”, hasta que en 1902 retornó a Buenos Aires, y antes de finalizar ese mismo año fue expulsado junto a su amigo Julio Camba, con quien había fugado al Río de la Plata y compartido los círculos anarquistas.
Tras el arribo a Cádiz fueron llevados a Barcelona, donde quedaron presos para prevenir un supuesto atentado contra el vicepresidente argentino, de paso por allí.
Troitiño fue recluido en Pontevedra, puesto en libertad, pero requerido por el gobierno de La Coruña para hacer el servicio militar. Tenía 33 años y cinco hijos, pero no fue eso que lo salvó, sino un dudoso diagnóstico de hernia.
En el viaje que lo traía de regreso a Buenos Aires murieron dos de sus hijos, pero en la capital argentina le prohibieron el ingreso, por lo que, para enterrarlos, cruzó el Río de la Plata.
En 1920 fundó del Sindicato de Canillitas del Uruguay. Fue una tarea difícil, en la medida que los canillitas no eran empleados sino autónomos. Pero pudo lograrlo e incluso formó una Caja de Auxilio que los asistía en cualquier circunstancia desgraciada; llegó incluso a conseguirles hasta la jubilación.
Su hijo Delio Troitiño fue también vendedor de diarios. En tanto, otro hijo, Liber Troitiño, administrativo en Casa Guelfi, en Montevideo, fue diputado por el Partido Socialista al que finalmente Adrián Troitiño también adhirió pese a que hasta su muerte mantuvo su “acción directa”, propia de su formación anarquista.
Murió en Montevideo en 1941, donde fue homenajeado y con su nombre nombrada una calle, donde se encuentra la Quinta del Canillita.
En Paysandú, los vendedores de diarios, los clásicos canillitas como los nombró Florencio Sánchez en su obra homónima, están nucleados en la Unión de Canillitas de Paysandú y en Diarev. Son quienes con su esforzado trabajo cada madrugada llevan EL TELEGRAFO y demás medios escritos a los hogares sanduceros, para que en cada despertar las primeras noticias estén junto al mate o el café.