Opinion | 25 May En los últimos cinco años los uruguayos aumentaron el consumo de alcohol, con una tendencia a comenzar a beber a menor edad y a consumir marihuana, mientras que el consumo de tabaco bajó considerablemente según una encuesta gubernamental.
La Quinta Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas en Hogares fue realizada por la Junta Nacional de Drogas (JND) en 5.000 hogares a personas de entre 15 y 65 años entre setiembre y noviembre de 2011. Según la encuesta, aproximadamente el 55% de los consultados es consumidor habitual de alcohol, nueve de cada 10 personas probó alcohol alguna vez en su vida y tres de cada cuatro lo hicieron en los últimos 12 meses. Los hombres presentan mayor consumo que las mujeres en todos los rangos de edad, excepto entre los más jóvenes, donde se equiparan los géneros. Además, uno de cada cuatro consumidores manifestaron un uso problemático en el último año, por abusos de ingesta o dependencia, lo que representa 260.000 personas. Por otra parte, se observa una tendencia a la precocidad en la edad de inicio, que se observa a partir de los 13 años.
En nuestro país se consumen 180 millones de litros de bebidas con alcohol por año, lo que representa 72 litros por persona mayor de 15 años.
Sin dudas que estamos ante una situación compleja, que se viene arrastrando desde hace años y que no decrece, sino que se profundiza. Si bien el alcoholismo es preocupante e independiente de la edad, es claro que el hecho de que adolescentes de 13 años comiencen a consumir bebidas con alcohol lo es más.
Ahora bien, si casi niños pueden conseguir sin dificultades bebidas con alcohol, algo está mal en nuestra sociedad. Comenzando sin dudas, por casa. Los mayores de edad pueden consumir alcohol de manera responsable, pero eso no implica dejar de manera irresponsable este tipo de bebidas al alcance de los más chicos.
Y el control debe continuar ya en espacios públicos, donde no es extraño apreciar a menores ingiriendo bebidas con alcohol, en sitios como “el cantero”, en la costanera de nuestra ciudad.
Hay una falla en el control de espacios públicos como de sitios de esparcimiento. Sin dudas, existen los comerciantes y administradores de centros de diversión que no venden a menores de edad. Pero por algo el consumo sigue subiendo y la edad de inicio en el consumo sigue descendiendo.