Paysandú, Domingo 03 de Junio de 2012
Opinion | 29 May El próximo jueves el gobierno realizará un acto por los cinco años del Plan Ceibal, que comenzó a instrumentarse en la escuela de Villa Cardal, Florida. Sin embargo, no está claro si será sólo un festejo o, por el contrario, conoceremos algún tipo de evaluación de los resultados de su desarrollo.
El presidente del Consejo de Educación Primaria, Héctor Florit, dijo en declaraciones de prensa que es temprano todavía para medir resultados. “No tenemos evaluaciones que nos permitan asegurar que el uso de la computadora ha generado diferencias sustantivas y consistentes en los aprendizajes tradicionales”, señaló, aunque destacó el “salto gigantesco” a nivel de equidad.
Sin embargo, cinco años parecería ser un lapso suficiente para realizar una evaluación. Por otra parte, especialistas independientes coincidieron en que la iniciativa no modificó los resultados educativos.
Si bien se aguarda la información oficial sobre el tema, este resultado parece previsible dado que el gremio de maestros aún continúa reclamando capacitación porque “no se han dado las herramientas necesarias a los docentes”.
Por otra parte, no se puede dejar de desconocer que estudios realizados a un año de haber sido iniciado el reparto de computadoras portátiles --como es el caso del “Estudio exploratorio sobre el impacto del Plan Ceibal” realizado en Salto bajo la coordinación del doctor en Ciencias de la Educación, Eduardo Rodríguez Zidán-- ya advertían que si bien el 80% de los maestros tenía expectativas respecto a la tecnología, sólo el 45% usaba las XO y un 20% realizaba un uso profundo.
El mismo estudio mostraba que los maestros innovadores no eran más del 20%. Ya entonces era previsible que sería difícil llegar a un impacto educativo profundo del Plan Ceibal si no había cambios sustanciales en estos y otros temas vinculados a las prácticas pedagógicas. El hecho de formar en competencias tecnológicas a los docentes no es suficiente para mejorar la calidad de la educación sino que es necesario analizar aisladamente la tecnología del resto de factores sociales, políticos, condiciones de trabajo y modelos de gestión que deben tener las instituciones para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. La tecnología por sí misma no resuelve ni garantiza nada y frecuentemente es utilizada para seguir reproduciendo viejos modelos de enseñanza. Quizá lo que faltó fue discutir a fondo cuáles son los desafíos de enseñar y aprender en el siglo XXI.
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