Paysandú, Viernes 08 de Junio de 2012
Opinion | 04 Jun Prácticamente ya en el octavo año en el que Uruguay ha gozado de condiciones muy favorables desde el punto de vista de la economía mundial, es indudable que entre los desafíos pendientes figura el de adecuar la logística a las necesidades de los operadores, que requieren instrumentos para potenciar sus explotaciones.
Sobre todo es preciso no entrar en la improvisación y “hacer cada cual la suya”, sino hacer una puesta al día con aportes diversos a efectos de determinar realidades y necesidades para trabajar sobre diagnósticos.
Lo que sí es claro, por encima de escenarios y necesidades propias de cada sector, es que el común denominador es la necesidad de mejorar las herramientas para el transporte a efectos del acceso de las producciones de grandes volúmenes a los lugares de destino con el menor costo y en reducido tiempo, lo cual es factor decisivo para la competitividad.
Pese a los avances registrados en los últimos años, en una interrelación causa-efecto con el crecimiento de las producciones agrícolas, nuestro sistema logístico adolece de falencias que no han sido todavía superadas como consecuencia de un déficit en inversión de infraestructura.
Recientemente dábamos cuenta desde las páginas de EL TELEGRAFO que el traslado de granos por camiones desde Paysandú a Nueva Palmira equivale al costo de traerlos desde Asunción del Paraguay por la Hidrovía hasta la terminal coloniense, precisamente porque hemos dejado de lado el formidable instrumento del transporte fluvial.
Estamos ante una problemática tan vasta como importante para Uruguay, en el contexto de un escenario internacional que se presenta muy demandante de nuestras materias primas --como ha ocurrido en los últimos años-- desde que la logística puede hacer la diferencia entre concretar o descartar un negocio cuando se trata de producciones de gran volumen y bajo valor relativo, en las que el flete juega un papel decisivo.
Por lo pronto, en cada encuentro de operadores --como el realizado últimamente en la Expoactiva de Soriano-- se formulan planteos, tales como apuntar a explotar los ríos y profundizar los canales, a lo que se agrega prácticamente consenso respecto a que es imprescindible reactivar el sistema ferroviario para atender la salida de la creciente producción uruguaya de granos.
Y si bien últimamente los fletes marítimos han bajado, como consecuencia de la crisis en Estados Unidos y Europa y la consecuente menor demanda, no ha ocurrido lo mismo con el precio de los fletes internos de Uruguay, enmarcado en una limitante notoria de logística para atender el aumento de la producción de commodities.
Pero, como bien sostiene el refrán, todo es relativo en la vida, y si bien son notorias las dificultades en logística, igualmente estamos mejor que hace una década, de lo que es un ejemplo claro la sostenida reactivación del transporte fluvial por el río Uruguay, con inversiones en dragado y sistema de puertos y --en el caso de Paysandú-- con refuerzo de muelles, mejora de infraestructura y la reciente incorporación de una grúa multicargas que permitirá la operativa con contenedores y trabajar en coordinación con otros puertos, a la vez de potenciar las posibilidades de la carga a granel.
Esta sustancial mejora del panorama en nuestro puerto respecto a la parálisis que teníamos hasta hace pocos años no alcanza para compensar los fuertes costos en el área del transporte carretero para la complementación intermodal, por combustibles, aumentos salariales e insumos como cubiertas y repuestos, además de no contar con carreteras adecuadas.
Pese a que es un tema que está en el tapete desde hace años, y que se ha constituido en un proyecto considerado como prioritario por la Administración Mujica, todavía seguimos “en veremos” con la reactivación del ferrocarril, el medio que le sigue en menores costos al transporte fluvial para las cargas de mayor volumen.
Y si bien sigue vigente la expectativa de que se instrumente dentro de un plazo más o menos inmediato el proyecto de potenciar el ferrocarril mediante inversiones en el marco del derecho público- privado y se cuenta ahora con el instrumento de la ley de Participación Público Privada para invertir en infraestructura, no puede obviarse que todavía hay mucho por hacer en esta materia. Pagaremos así el duro precio de que en Uruguay durante muchos años no se asumió la importancia de la logística para hacer sustentable el crecimiento con desarrollo.
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