Paysandú, Domingo 10 de Junio de 2012

Un día de fiesta

Opinion | 09 Jun Ayer fue un día de gran festejo para Paysandú, y no solo por la alegría de haber celebrado los 149 años de la fundación de la ciudad, sino porque la jornada también ha marcado la inauguración de la grúa multicargas del remozado puerto sanducero, verdadero símbolo de la recuperación del instrumento que durante décadas fue el pilar del desarrollo de nuestro solar, desde que Paysandú nació y creció al influjo de su puerto.
Mucha agua ha corrido bajo los puentes desde aquellos tiempos en los que el puerto era prácticamente la única vía de comunicación con el exterior, y desde donde llegaban y salían mercaderías hacia todo el mundo, cuando a la vez el transporte fluvial por el río Uruguay hizo que pudieran desarrollarse a través del comercio comarcas tan distantes de la puerta de entrada que era el puerto de Montevideo.
Los sanduceros fuimos perdiendo gradualmente el contacto y la dependencia de nuestro puerto, en parte por circunstancias inherentes a la expansión del transporte carretero y la extensión de conexiones terrestres en todas direcciones, pero también porque hubo mucha desidia e intereses del centralismo en hacer que todo el país dependiera prácticamente solo del puerto montevideano.
Los tiempos han cambiado, en este caso para bien, bajo el impulso de las grandes producciones de granos, la madera, entre otras cargas de gran volumen, que necesitan bajar costos y ven en el transporte fluvial una alternativa válida para hacerlo. Ahora también se agrega la posibilidad de la operativa con contenedores, el medio marítimo de transporte por excelencia.
No ha sido fácil, tampoco, llegar a esta realidad de hoy del puerto sanducero. Durante mucho tiempo –durante el que se sucedieron varios gobiernos— las fuerzas vivas de Paysandú, nucleadas en la Comisión Intersectorial pro Puerto Ultramar de Paysandú, (Cipup), hubieron de convencer a las autoridades de turno, golpear miles de veces las puertas, explicar hasta el hartazgo las fundadas razones para reactivar el puerto, mientras sólo recibían “apoyos” que rara vez se convertían en hechos concretos.
Empero, en el gobierno anterior, la Administración Nacional de Puertos (ANP) recogió el guante y ante un nuevo escenario signado por el boom de las materias primas, sobre todo los granos, cumplió con el rol que debe tener el Estado de ser elemento catalizador de la actividad y la inversión, en este caso volcando al puerto sanducero y al sistema de puertos del río Uruguay las inversiones necesarias para darle a los operadores una opción más económica para los fletes de los commodities.
Es así que a través de la actitud decidida de jerarcas y ex jerarcas de la ANP como Fernando Puntigliano, Gastón Silberman y Alberto Díaz, sin olvidar que detrás de ellos también ha actuado un equipo de funcionarios y técnicos compenetrados de la idea, se hizo en pocos años lo que se dejó de hacer durante décadas: se apostó a la reactivación del puerto de Paysandú, no se quedó solo en los anuncios, y se acompañó el verbo con la acción.
De esta forma llegaron las inversiones en obras de refuerzo y ampliación de muelles, así como ampliación, iluminación, reinstalación y mejora de servicios, recuperación de antiguas grúas y la compra e instalación de la moderna grúa Liebherr de cuarenta y cinco toneladas, entre otras obras millonarias en dólares, y que ponen al puerto de Paysandú en condiciones de mover decenas de miles de toneladas de granos al año, como se ha hecho ya en los últimos dos y tres años, pero también para trabajar con contenedores, en complementación con puertos cercanos como el de Concepción del Uruguay.
El movimiento se demuestra andando, dice el refrán, y eso es lo que ha ocurrido con la ANP y el puerto de Paysandú, aunque no debe creerse que ya estamos cumplidos ni mucho menos. Comienza ahora una etapa igualmente difícil, que es la de consolidar y potenciar el movimiento de cargas, que significa desarrollo y fuentes de trabajo para la región, a través de la conjunción de esfuerzos de todos los involucrados, incluyendo productores, operadores y autoridades.
Pero además se requieren obras imprescindibles como un dragado a una profundidad que facilite el acceso de los buques portacontenedores y la construcción de los accesos a la terminal portuaria por convenio entre la Intendencia Departamental y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, como la vía posible para hacer realidad el proyecto, solo por mencionar los aspectos más críticos.
Habrá muchas cosas más que deberán venir por añadidura, en infraestructura de apoyo y requerimientos que se irán incorporando a medida que el proyecto se vaya consolidando. Nada va a venir gratuitamente ni mucho menos; solo se tiene la seguridad de que los emprendimientos de riesgo, el trabajo y el tesón en pos de un objetivo supremo, son el camino a recorrer, como ya sabemos los sanduceros con tantos ejemplos.


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