Paysandú, Domingo 17 de Junio de 2012
Opinion | 14 Jun Desde hace ya tiempo está en proceso el “tironeo” previo a la Rendición de Cuentas, es decir los planteos de varios sectores del ámbito estatal, que son recogidos a menudo por legisladores del partido de gobierno fundamentalmente, que apuntan a incorporar gastos adicionales en esta instancia en la que se suelen realizar ajustes --es un decir-- en la forma en que se han invertido los recursos que aportamos todos los uruguayos a través de los impuestos.
En este caso, de acuerdo a los anuncios de esferas gubernamentales, la Rendición 2012 tendrá un incremento del gasto de “solo” 140 millones de dólares, porque de acuerdo a lo acordado entre el equipo de gobierno que encabeza Fernando Lorenzo y el “paralelo” de los asesores del presidente José Mujica, pertenecientes al MPP, con este monto pueden satisfacerse “compromisos” contraídos en su momento.
El equipo económico, tras reuniones con representantes de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), que encabeza el economista Daniel Frugoni (uno de los técnicos del MPP, precisamente), dio el visto bueno porque habría un “espacio fiscal”, es decir un presunto margen de gasto adicional que permite afectar estos recursos para determinados sectores.
El punto es que no estamos ante un real “espacio fiscal” sino que esta brecha responde a que dentro del déficit de las cuentas públicas --es decir mayor gasto que los ingresos-- que se había previsto, al final hubo una mayor recaudación y los números en rojo fueron por cifras algo menores a las esperadas. Por lo tanto de “espacio fiscal” no hay nada, sino un menor endeudamiento de lo previsto. Hubiera sido entonces un buen momento para aprobar una rendición de cuentas de un solo artículo, de “gasto cero”, para dar el mensaje a los contribuyentes de que se cuida el dinero para lo que realmente se necesita y no se está en la tesitura del nuevo rico.
Pero precisamente, en las antípodas de la “austeridad” que durante su mandato preconizó el presidente Mujica --por la que se iba a incluir incluso la reducción del presupuesto en embajadas y servicio exterior, solo por mencionar un rubro--, se está nuevamente incrementando el gasto, apuntando a que la recaudación alcanzará para sostener el nivel de afectación de recursos, muchos de los cuales están atendiendo gastos fijos del Estado, nada menos.
Pero ocurre que si bien las políticas previsoras dan rédito al país, no son acarreadoras de votos, porque sus resultados beneficiosos se ven en el mediano y largo plazo, y ello suele primar en las decisiones de todo gobierno a medida que estamos más cerca de las elecciones.
No es una novedad, por supuesto, en nuestro país, donde cada gobierno invariablemente juega sus cartas en base a lo que puede suponer en ventajas o costos políticos, salvo cuando ocurren crisis de la magnitud de la que tuvimos en 2002, cuando el sacudón hizo que las prioridades fueran diferentes a las que suelen resolverse en tiempos más o menos normales.
No se necesita ser experto en política internacional para evaluar que estamos todavía en un escenario de incertidumbre, sobre todo por la crisis europea, que tiene ahora el ingrediente del rescate del Eurogrupo a España, cuyas consecuencias todavía están por verse en el comportamiento de los mercados. Cualquier convulsión en esa parte del mundo arrastrará a las naciones emergentes que le venden, incluyendo al mundo asiático y quienes lo abastecen.
El vicepresidente de la República, contador Danilo Astori, quien es a la vez ex ministro de Economía y Finanzas y a cuyo sector pertenecen los integrantes del equipo económico de gobierno, reflexionó en reciente columna periodística que hay “turbulencias” en el escenario internacional y “en el gobierno”, por lo que para salir airoso se necesita “mucho esfuerzo, seriedad, mucha política y mucha profesionalidad, y no necesitamos en absoluto crearnos nuestros propios problemas”.
Lo que es muy cierto, por cuanto en el seno del gobierno coexisten dos tendencias bien marcadas respecto a la economía, y el acuerdo entre el equipo económico y el de la OPP obedeció a una “transacción” con un tope de 140 millones de dólares en el gasto como incremento presuntamente razonable del déficit en la Rendición de Cuentas.
Pero como bien advierte Astori, “en estos momentos, donde lo que hemos alcanzado se encuentra en una fuerte condición con los factores externos, y cuando por un lado tenemos tantas perspectivas y posibilidades, es fundamental establecer claramente las prioridades”.
Es una pena que pocos entiendan lo que claramente está diciendo el hacedor del “milagro” económico durante la primera administración frenteamplista, y se siga tirando de la piolita esperando que todo dure como hasta ahora eternamente. Es de esperar que la visión del vicepresidente sea la que prime con los ítems incorporados en el adicional de la Rendición de Cuentas, es decir por lo menos con previsiones de inversiones en infraestructura para el desarrollo y la sustentabilidad, en lugar de gastos del momento sin retorno.
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