Paysandú, Miércoles 20 de Junio de 2012
Locales | 15 Jun En la sesión especial del 8 de junio, la Junta Departamental realizó un homenaje al padre Manuel Pías, a quien se le recibiera dos años antes en la misma sala de sesiones y en presencia del obispo de Salto, Pablo Galimberti. El homenaje se basó en la gratitud de la sociedad sanducera, más allá de credos y filosofías, por un hijo de Guichón que cumplió con su misión sacerdotal extendiendo siempre una mano de ayuda a los más pobres y de protección a los niños del Oratorio Salesiano Zona Este. Muy cerca de éste corre la Proyectada 300, tramo para el cual el padre Antonio Mazza, en su oratoria, solicitó que se le denomine “Padre Oriental Manuel Pías”, tal como indicaba su documento personal.
En un preciso racconto de vida y obra de su hermano de la congregación salesiana, el padre Mazza subrayó que “toda su vida la entregó al bien de los demás, especialmente a los niños y los más necesitados. ¿Quién no recuerda al padre Manuel cargado de bolsas de todo tamaño y color, diciendo ‘son unas cositas que me dieron para los pobres’? Su labor se repartió --sobre todo en sus primeros años de sacerdocio-- entre la docencia y la evangelización”. Destacó asimismo su talento en la literatura, la poesía y “esa empatía, enorme capacidad de ponerse en la situación de los demás, de sufrir y gozar con ellos, que lo hizo ser tan querido por todos. En sus años mozos era incansable en las recorridas con su moto (que luego cambió por un auto pequeño que le proporcionara monseñor Carlos Nicolini, llevando el pan material y el ‘pan espiritual’ a niños, mayores, ancianos, enfermos y a quien necesitara una ayuda de cualquier índole”.
“Nació en Guayabos, pequeño poblado cercano a Guichón, el 25 de mayo de 1918, hijo de Camilo Pías y Leticia Silvera, siendo bautizado en la Capilla de María Auxiliadora por el presbítero Agustín Aschieri”, recordó el padre Mazza, citando el libro parroquial de San Benito de Palermo. El padre Pías realizó “sus primeros votos religiosos el 22 de febrero de 1935 y recibió su ordenación sacerdotal el 21 de noviembre de 1943. Recientemente, se agregó en el libro, partió al encuentro definitivo con el Padre Dios el 9 de agosto de 2011, Oriental Manuel Pías Silveira, así figuraba en su cédula de identidad. De sus ocho hermanos, dos fallecieron de pequeñitos y cuatro aún viven: Susana, Luis, Camila y Juan Bosco, éste último es diácono permanente en Buenos Aires”.
El corazón cristiano
El orador destacó su sólida formación teológica y el verdadero apostolado que lo impulsó: “para el Padre Manuel era un deber, una responsabilidad, el socorrer muy especialmente a los niños de campaña y hacer que conocieran a Jesús. Lo sentía como una forma de reconocer y retribuir lo que con él habían hecho en aquel caserío cuando era chico”.
Más adelante dijo que a partir de 1974 “llegó por cuarta vez a la ciudad de Paysandú. Era por entonces uno de los sacerdotes mayores de la congregación salesiana; tenía 56 años. Entonces tuvo que ir al médico para hacerse algunos chequeos cardíacos porque a veces se fatigaba y mostrándonos las placas --allá en el 74-- nos decía: ‘Me parece que me queda poco hilo en el carretel, dicen que tengo el corazón muy grande’. ¡Por supuesto que todos sabemos que el Padre Manuel tenía un corazón inmenso, estaba hecho para amar mucho al prójimo como el enorme corazón de Don Bosco!”
“Pensábamos que era una locura dejarlo ir a tantos viajes suyos en moto por las rutas 3, 26 o 90, cuando en la mañana temprano por los informativos de radio se solía alertar ‘atención a los vecinos del kilómetro equis de la ruta tal; dice el padre Pías que no puede ir en la moto, que lo esperen con un caballo ensillado que se baja del ómnibus a dar misa a la casa ‘de fulano’ a una determinada hora. La cuestión es que pasaron los años y los médicos cambiaron de opinión al decir: ‘lo que lo mantiene con vida es el corazón tan fuerte que tiene’. Claro que la medicina había evolucionado mucho”.
Sobre su fallecimiento, dijo el padre Mazza: “Debía partir, porque la quietud del gastado cuerpo no le podía ganar a su infatigable espíritu y por eso partió; porque sigue trabajando por sus niños junto a Dios. Oriental Manuel Pías Silveira, insigne ciudadano de Paysandú, no dudo que merece --pasados los años que la legislación estipula-- que el Gobierno Departamental pueda designar con su nombre a la calle Proyectada 300, donde se encuentra el Oratorio Zona Este, que fuera el centro donde desarrolló todas sus actividades durante 45 años de su muy digna vida”.
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