Paysandú, Viernes 22 de Junio de 2012
Rurales | 20 Jun El gerente de la Unidad de Negocios Agrícolas de Alcoholes del Uruguay (ALUR), Fernando Rodríguez, sostuvo que “durante la actual zafra de invierno se plantarán 15.000 hectáreas de colza, un área sensiblemente superior a las 6.700 de la zafra pasada, donde se obtuvieron más de 11.000 toneladas de producción”.
La idea de desarrollar este cultivo tiene como fin la generación de biodiesel, ya que la colza representa entorno al 20 por ciento de la materia prima utilizada con este destino. “Lo que hacemos en ALUR a nivel de biodiesel es procesar oleaginosos para obtener aceites. En ese sentido utilizamos, además de colza, soja, girasol y, a partir de hace poco, cebo vacuno. La estrategia de la empresa es diversificar las materia primas que se utilizan para reducir riesgos (si el precio de una de ellas se dispara o se reduce el área)”, dijo el gerente de ALUR. El aumento en la necesidad de la empresa hace que se estime que el área de colza se siga elevando, aunque todavía es difícil asegurar a qué ritmo.
Por su parte Gonzalo Souto indicó que “la única limitante puede pasar por la falta de costumbre de los productores a plantar este cultivo”, ya que a nivel de zafra de invierno se dedican al trigo y la cebada mayoritariamente, que son cereales y poseen tratamientos y riesgos sanitarios similares entre sí, pero muy diferentes a la colza.
La baja en el precio, y por tanto en la rentabilidad actual en el trigo --se estima que en esta zafra de cultivos de invierno el área caerá de 600.000 a 400.000 hectáreas-- y la dependencia de los contratos que se realicen con malterías en el caso de la cebada, convierten a la colza en una opción muy atractiva. “El hecho de que la colza sea una oleaginosa, al igual que la soja, utilizada además de alimento humano y animal como bio-combustible, la hace más resistente a posibles fluctuaciones de mercado, como ocurre con el trigo. Lo que se necesitaba para darle un impulso definitivo a su producción era un comprador firme a nivel interno, y eso se concretó con la salida al mercado de ALUR”, explicó Souto a El País.
El rendimiento de este cultivo está entre los 1.500 y los 2.000 kilos --en la pasada campaña fue de 1.900-- por hectárea, y su precio está asociado a determinados parámetros relacionados con la cotización de la soja en el mercado de Chicago. Rodríguez explicó que el promedio abonado por tonelada durante la pasada zafra fue de U$S 490, con picos de U$S 560, en momentos en que el valor de la soja había logrado altas cotizaciones. “Al ser una oleaginosa, como la soja, acompaña la volatilidad de los mercados, pero en general los precios, incluso cuando se dan ciertas bajas, son muy buenos”, informó.
alternativa
El ingeniero agrónomo Mathías Mailhos, presidente de la Cooperativa Agraria Nacional (Copagran), coincidió con Souto sobre el concepto de muchos agricultores a la hora de decidir si incurrir en esta práctica. “Los productores tenemos claro que desde lo económico es muy conveniente dedicar parte de la superficie a sembrar colza, no solo por los buenos márgenes sino como una alternativa frente a malos momentos de otros cultivos de invierno. La limitante pasa por el desconocimiento de muchos agricultores sobre su manejo”, dijo. Rodríguez reconoció la relevancia de la demanda de ALUR en el desarrollo del cultivo en Uruguay. “Sabemos que este elemento es clave para que (la producción de colza en Uruguay) crezca. Lo vemos como una alternativa excelente en concepto de materia prima para la elaboración de biocombustibles”, indicó. “Nuestra demanda no tiene límite. Vamos a seguir comprando todo lo que se produzca, y garantizando la compra a futuro, dentro de términos razonables. Si de las decenas de miles de hectáreas saltara a cientos de miles, se daría otro escenario que tendríamos que analizar”.
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