Paysandú, Viernes 22 de Junio de 2012
Rurales | 21 Jun El médico veterinario estadounidense Robert Meyer sostuvo que cualquier plan exitoso para la erradicación de la tuberculosis en un rodeo lechero “debe poner especial atención a las vaquillonas de reemplazo”, al tiempo que señaló que el control y la eliminación de la tuberculosis bovina “es un reto”.
El profesional, que la semana pasada disertó en las 40ª Jornadas Uruguayas de Buiatría desarrolladas en Paysandú, precisó que el plan sobre los vientres jóvenes debe contar con varios puntos. Entre ellos, destacó el separar las hembras al nacimiento e identificarlas individualmente; alimentarlas solo con calostro y leche de vacas negativas o pasteurizada; si es necesario suplementarlas con sustituto lácteo; nunca alimentar las terneras con leche sin pasteurizar de vacas en el hospital; realizar la prueba anocaudal cada 120 días a partir de los cinco o seis meses de edad; agrupar las terneras según edad y resultado de las pruebas; trasladar sólo vaquillonas negativas al rodeo “limpio” si existe un sistema de dos.
Meyer explicó en su disertación que es esencial que se diseñe un plan de manejo con la participación del propietario del rodeo lechero. “Se debe tener en cuenta además, no solo la epidemiología de la enfermedad en las distintas poblaciones, sino también el impacto económico asociado con la eliminación de los animales positivos de cada una de las categorías de ganado”, dijo.
De acuerdo a su experiencia en Estados Unidos, manifestó que “la tuberculinización ano-caudal se utiliza inicialmente para probar si un rodeo determinado es la fuente probable de una lesión positiva a tuberculosis detectada en la planta de faena”. Los animales positivos “son sometidos a pruebas confirmatorias utilizando la prueba comparativa cervical o la prueba de interferón gamma, o ambos. Animales positivos a cualquiera de estas pruebas confirmatorias son identificados y llevados a faena, donde se lleva a cabo una necropsia completa”.
Agregó que “si se observan lesiones semejantes a tuberculosis, éstas son enviadas al laboratorio para un examen completo. La confirmación de tuberculosis en estas lesiones es suficiente para determinar que el rebaño está infectado desde el punto de vista científico y jurídico”.
Entiende que los debates para decidir sobre la estrategia a utilizar en la erradicación de la infección en el rodeo “por lo general implican una de las dos opciones: la eliminación de todo el rodeo o la realización de pruebas repetidas en los animales con rápida eliminación de los reactores a la misma”. “Por lo general, las consideraciones económicas, la genética del rodeo y la disponibilidad de reemplazos limpios tiene prioridad en la selección de la mejor estrategia para cada circunstancia. Independientemente de la estrategia seleccionada, será importante desarrollar un plan de manejo del rodeo u ‘Hoja de ruta para el éxito’, que identifique claramente y deje por escrito las responsabilidades, procedimientos y plazos para todas las partes involucradas en el proceso de erradicación”.
Plan de manejo
El Plan de manejo del rodeo consta de dos fases. La Fase 1 de eliminación de la enfermedad o de limpieza. Precisó que esta fase suele tener éxito “si los productores comprenden que un número importante de bovinos deben ser eliminados porque están infectados, aun sabiendo que tienen una indemnización adecuada para compensar por el sacrificio de los reactores.
La Fase 2 de verificación de limpieza utiliza estrategias que mejoran la especificidad de las pruebas diagnósticas, implementándose un sistema eficaz de identificación individual de todos los animales del rodeo, para asegurar que todos están incluidos en el proceso de pruebas cada vez que se realizan las mismas.
Identificación
La implementación de un sistema de identificación del rodeo es fundamental para eliminar la tuberculosis, manifestó el doctor Robert Meyer. Explicó que son preferibles “los sistemas electrónicos, ya que permiten una rápida identificación de los animales testados en cada ciclo de pruebas, y provee informes de animales nuevos o faltantes entre pruebas”. Aclaró que esta información “es básica para manejar rodeos infectados, y es imposible realizarlo manualmente en grandes establecimientos lecheros”. Un sistema de software denominado “Sistema de Gestión de la Información Móvil (MIMS, según sus siglas en inglés), se utiliza a menudo en Estados Unidos para recoger la identificación individual del ganado, crear registros de prueba y generar informes de manejo del rodeo utilizados por los directores de programas.
Limpieza
Meyer dijo que la limpieza y la desinfección de locales con presencia de ganado es muy difícil. Sin embargo, aclaró que la desinfección y limpieza de bebederos debe realizarse al menos cada dos semanas, y los comederos deben limpiarse mensualmente. “Las áreas húmedas que pueden servir para perpetuar la tuberculosis en el medio ambiente, deben ser eliminadas de cualquier corral”, precisó.
Indicó que el plan de manejo del rodeo “también debería considerar dónde se compran los reemplazos. Estos tiene que venir únicamente de rodeos que tienen pruebas con resultados negativos”. “Las personas que trabajan en los establecimientos lecheros no deben tener signos de infección clínica por tuberculosis, ya que pueden suponer un riesgo particular para las vaquillonas. Treinta días de terapia antimicrobiana continua en las personas infectadas se traducirá en la mitigación de estos riesgos”, añadió.
Pero también fue claro en un tema de real importancia para nuestro país. “La compensación a los propietarios para promover la rápida eliminación de los reactores acelerará el proceso del programa y el desarrollo de mejores pruebas de diagnóstico será una herramienta valiosa. La persistencia es un componente clave en el control y eliminación de la tuberculosis”, finalizó.
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