Los Courdin-Buchner

Locales | 17 Jun La inmensa mayoría de la gente que vive en las zonas rurales mantiene un espíritu de solidaridad y un ánimo de convivencia que puede reflejarse en hechos como la reconstrucción de una escuela o en el apoyo a la acción del Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (Mevir). Y un ejemplo de ello es el matrimonio compuesto por Roberto Courdin y Edith Buchner, quienes ante la insistencia para hacer una entrevista accedieron, pero Edith --que siempre fue la tesorera de la Comisión-- aclaró que “simplemente somos integrantes de la Comisión de apoyo a Mevir”.
Sin embargo, desde que empezó el movimiento de Mevir en Chapicuy, hace 18 años, ellos no solo integran la comisión sino que trabajan a la par de los demás buscando solidariamente mejorar la forma de vida de la gente en campaña.
“Desde que empezó el trabajo en el primer plan en esta zona estuvimos para aportar nuestro esfuercito, y hemos recogido satisfacciones como ésta, que entre todos se pueden lograr obras así”, dijo, refiriéndose a la escuela como ejemplo.
“muy comunitariamente”
La tarea del desarrollo de Mevir en Chapicuy se constata con los tres planes que ha construido durante los últimos 18 años, y Roberto lo explica diciendo que “sentimos como una especie de llamado a dedicarnos a Mevir y a apoyar también; por ejemplo, la construcción del nuevo edificio de la escuela Nº 54 con el arquitecto Garrasino. Y muy comunitariamente en aquel entonces las comisiones trabajaban y ponían todo el esfuerzo de recaudar fondos y hasta con esfuerzo físico, porque se trabajaba en las obras directamente, no como es hoy que hay empresas constructoras”.
Recordando la construcción de la escuela 54, Edith dijo que “se veía a los miembros de la misma comisión de apoyo y los vecinos a pico y pala, ellos mismos construyendo. Y los domingos nos decíamos para reunirnos en la escuela para comer el asado, pero también a trabajar”. También recordaron que “para lograr la donación de los terrenos que eran del Instituto de Colonización concurríamos a gestionar ante el Directorio, buscando relaciones para que se avinieran a hacer la donación”.
Mevir, como institución, aportaba “las gestiones, algunas máquinas, pequeñas herramientas, pero los primeros planes fueron más artesanales. Después sí hubo maquinaria de la Intendencia o empresas contratadas. Antes lo nuestro era más activo y se logró mucha cosa”, señaló recordando el esfuerzo realizado pero también la satisfacción sentida.