Opinion | 22 Jun Comenzó en la víspera y se extenderá hasta el domingo “Cocinarte 2012”, el encuentro de cocineros del Mercosur que desde hace nueve años se desarrolla en Paysandú, con la organización básicamente de dos personas y el apoyo y financiación de la Intendencia y empresas del departamento.
Sin lugar a dudas, y más allá de los altibajos que ha tenido a lo largo de estos últimos años, en la medida que obviamente en algunos años hubo más participantes, en otros menos; (y lo mismo ocurrió con el público), “Cocinarte 2012” es un buen ejemplo de una idea llevada adelante por quienes sin tener los recursos necesarios lograron gestionar, convencer, incorporar y asociar a sectores públicos y privados.
No siempre es necesario contar con los recursos económicos y financieros necesarios para poder incorporarse al turismo de eventos. No, al menos, en países como Uruguay, donde este estilo turístico aun es incipiente y no tiene el desarrollo que en otros países.
Por ejemplo, el organizar una reunión del tipo Rio+20 --esencialmente y más allá que reúne a más de un centenar de mandatarios de todo el mundo, es turismo de eventos-- es absolutamente impensable no solamente para Uruguay sino también para Argentina y Chile. Rio de Janeiro puede hacerlo, pero incluso una urbe como esa se vio al límite.
Pero Paysandú puede incorporarse a través de otro tipo de eventos. Las Jornadas de Buiatría son sin dudas el ejemplo emblemático del turismo de eventos, incluso antes que se lo identificara como tal. “Cocinarte” es también un buen ejemplo. Son el tipo de programas que conectan directamente a la ciudad con una actividad en particular, que tiene frecuencia anual.
Hay mucho por hacer. Desde un campeonato deportivo hasta un festival cultural. La clave, en todo caso, sería comenzar a experimentar con el turismo de eventos que vaya más allá de los participantes. Tanto Buiatría como “Cocinarte” basan su convocatoria turística en los directamente involucrados que llegan de otros destinos, pero no en el público en general. No en los clásicos y tradicionales turistas.
Y es hacia ahí adonde hay que apuntar. Un festival de música, teatro o danza con la suficiente convocatoria para atraer público de otros lugares es el siguiente desafío.
Detrás de estudiantes de danza, canto o teatro, por ejemplo, hay una familia que los apoya y que generalmente está dispuesta a trasladarse junto a ellos para apoyarlos y disfrutar de sus participaciones. Puede ser el camino. Puede ser.