Opinion | 30 Jun En las últimas horas cuatro jóvenes, todos mayores de edad, residentes en la zona de Colón, en Montevideo, cansados de las continuos robos y otras tropelías de un menor de edad, optaron por estudiar sus movimientos, seguirlo y secuestrarlo, para someterlo a una golpiza y liberarlo horas después.
Los jóvenes decidieron formar un grupo con la finalidad de dar un severo escarmiento a un jovencito que “tenía enloquecidos” a todos los vecinos del complejo habitacional 25 de Agosto, por reiterados robos en fincas, del interior de autos, arrebatos y todo aquel valor que pudiera tener al alcance de la mano.
Estamos ante un nuevo acto de justicia por mano propia, que en este caso no fue espontáneo, sino que ante la inacción policial y judicial, los vecinos decidieron organizarse y dar por su cuenta un escarmiento al menor infractor y por lo tanto inimputable, que roba a discreción y encima se reía de vecinos y policías.
Se trata de un acto condenable por donde se lo mire. Pero a la vez no puede perderse de vista que estas acciones se generan cuando el ciudadano comprueba una y otra vez que los organismos con competencia para prevenir, reprimir y juzgar a los delincuentes, no cumplen.
En este caso, el hecho de ser un menor seguramente hizo que una y otra vez el infractor fuera “entregado” a sus padres o internado temporalmente pour la galerie en alguno de los hogares del INAU.
Por eso, para muchos vecinos la única posibilidad de hacer algo es aplicando justicia por mano propia, en este caso con una golpiza que seguramente no se borrará de la memoria del ladrón aún cuando cumpla la mayoría de edad –como ocurre con los antecedentes judiciales--.
A este estado de cosas se ha llegado porque por más medidas que se anuncien para aplicar alguna vez o nunca, el gobierno ha sido renuente a modificar el marco legal para combatir la delincuencia. Así ha fomentado que los ciudadanos, hartos de que los roben, agredan y amenacen, salgan a defenderse como pueden, aún ante el riesgo de ser ellos paradojalmente quienes sean procesados o hasta queden entre rejas.