Locales | 02 Jul MOSCU, 1º (Por Enrique Julio Sánchez). El mercado de Ismailova (o Ismailovo), en el parque del mismo nombre, es una visita casi obligada para los turistas que llegan a la capital rusa, para adquirir esos regalos que siempre hay que llevar. Hace unos años se encontraban objetos muy diversos a precios interesantes, pero hoy ya no es tan así, y quedan realmente pocos artesanos.
No obstante, igual vale la pena visitarlo. Hay que ir preparado para comprar a base de un regateo agresivo. Como sucede en otros lugares, los vendedores siempre intentan el atraco al turista pensando que todos son un poco despistados.
Así las cosas, temprano en la mañana de hoy domingo, la delegación comenzó a prepararse para una visita a Ismailova, el mercado del que tanto les habían hablado en los últimos días Luis Oroná y el escriba. Reunidos en la sala de la residencia del embajador uruguayo en Moscú, compartieron mates y expectativas. Raúl Rodríguez decidió acompañarlos porque “si no, se van a perder”. Con la sapiencia de tres “expertos”, los ocho partieron de la embajada dispuestos a disfrutar del paseo y a la caza de gangas. Camino a una estación del metro, la realidad recordó que la vida es solo un instante. El cadáver de un hombre joven, con un disparo en la cabeza, yacía en la vereda, rodeado de investigadores de la Policía rusa. Las noches de sábado, en las que el exceso del consumo de alcohol es frecuente, traen consigo la violencia que desemboca en muerte.
Adelante siguieron los uruguayos. Bajaron al metro, compraron el boleto (dos por 58 rublos) y comenzaron el camino. Había que hacer una combinación entre la línea verde (la 2) y la línea azul oscuro (la 3). Hasta ahí todo bien. Para el escriba había que seguir en la 3 hasta el final de la línea. Oroná se acordaba que la estación estaba dedicada a la Revolución Soviética. Y Rodríguez decía que había que viajar 5 estaciones.
Así se hizo, que para eso es el director. Al bajar, nada era parecido a los recuerdos. Pero, once años desde la última vez que se había estado en Moscú era demasiado tiempo. Así que, a investigar. Comenzó así un largo periplo y una caminata tan extensa que para algunos (el escriba incluido) parecía por lo menos una media maratón.
Definitivamente el grupo se había bajado en la estación equivocada. Consultas varias, en persona y por teléfono y de nuevo al metro. Y otra vez bajar en un sitio no recordado. Y a caminar. “Equivocado, siga participando” decía el domingo entre risas.
Otra vez al metro. Parecía que el escriba tenía razón, así que hasta el final de la línea. Pero al descender, los héroes de la revolución no aparecían. A caminar otra vez. Y a preguntar. Pero nada. Y sí, a seguir caminando. “¿Sabes lo que es caminar por inercia? ¿Sabes lo que es simplemente poner un pie delante del otro sin saber como es posible hacerlo?”, preguntó Martha Oroná. “Bueno, mirame a mí”, se respondió. Finalmente Luis Oroná encontró a una pareja joven que sabía hablar inglés. Y allá fue el escriba para ver si era posible tener una respuesta correcta. Y, aleluya pies de plomo, sabían. Un poco más de caminata, al metro de nuevo y ahora sí, hacia la estación apropiada. Ahí estaban los héroes de la revolución. Y ahí estaban los pies dolientes pidiendo tregua.
El mercado de Ismailova se veía a lo lejos. Lo mismo que los cuatro edificios el hotel Ismailova donde parte de la delegación se hospedó en el primer viaje a Moscú del Taller de Teatro, en 2000. Ahora sí, hacia adelante que la diversión y la lucha con los vendedores estaba ahí cerca.
En el propio mercado se almorzó --casi a las 14-- comida árabe y se apagó la sed con cerveza báltica. Y a pasear, mirar, preguntar precios, regatear y comprar. Nadie se acordaba del dolor de pies. Todo era preguntar “¿Skolko?” (¿cuánto cuesta? En ruso). Pero claro, la respuesta venía en ruso y no se entendía nada. Los métodos alternativos era pedir que dijeran la cifra en inglés o en español o que escribieran la cifra en una calculadora. Horas después, más cansados aún, y con el peso de todo lo comprado, de sandaron el camino y volvieron a la embajada. Todos estaban felices, aunque sus rostros parecían no haberse enterado. Porque los pies ya no pedían tregua. Pedían auxilio.

TALLER DE TEATRO VIAJA A MINSK
MOSCU, 1º (Por Enrique Julio Sánchez). En la mañana del lunes arribará a Minsk, capital de Bielorrusia, el Taller de Teatro de Paysandú para cumplir con la invitación a participar del Teatralny Koufar International Theatre Festival, que reúne companías de todo el mundo. Iberoamérica es representada por Paysandú, un honor significativo y al mismo tiempo una responsabilidad muy grande.La actuación del elenco sanducero está prevista para el martes 3 por la noche, cerrando esa jornada. Por otra parte, el elenco podrá participar del World Congress of International University Theatre Association, donde Raúl Rodríguez participará como panelista el viernes 6.