Opinion | 07 Jul El presidente José Mujica se reunió el jueves con el intendente de Cerro Largo, Sergio Botana, en su despacho comunal, para consultarle sobre la posibilidad de instalar una planta de celulosa en la región, y según aseguró el mandatario “nos han hecho algún pedido de estudiar por parte del gobierno central la eventual instalación de una fábrica grande”.
La propuesta en manos de Mujica y de la cual se estudiará su viabilidad es una oferta de una firma privada extranjera de la que no trascendió aún el nombre, aunque en realidad se trata de una empresa papelera y no dedicada a la fabricación de celulosa.
Mujica explicó que “me preguntaron para toda esta región si había lugar para una fábrica de celulosa. Y yo le dije no sé. (…) Tiene cabida, no tiene cabida, no sé. Entonces hay que preguntarle a los intendentes, a la gente”, para acotar que “teóricamente” en Uruguay hay espacio para “una fábrica más debido a la cantidad de madera que existe, pero hay que ver el sitio. Vamos a respetar las autonomías”.
En el encuentro Botana le transmitió que estaba dispuesto a aceptar la instalación de la fábrica en Cerro Largo, más allá del riesgo de impacto ambiental que puede suponer.
En este caso estamos naturalmente ante una inversión, como en el caso de las dos anteriores, seguramente no inferior a los mil millones de dólares, lo que significaría además de la fuente de trabajo y movimiento inherente a su construcción, el montaje de infraestructura para la alimentación y mantenimiento de la planta, es decir una circulación significativa de recursos en su entorno.
Este es un aspecto muy positivo a evaluar, pero indudablemente que el énfasis en cuanto a generar inversiones debería centrarse ya a esta altura en captar emprendimientos que doten de valor agregado a la madera, como es el caso de la fabricación de muebles y elementos para la construcción, tal como se hace con la propia madera uruguaya en países asiáticos, transportada miles de kilómetros vía ultramar.
Este debería ser un elemento a tener en cuenta a la hora de las decisiones, y hacia donde deberían dirigirse los esfuerzos, por encima de las coyunturas y el atractivo monto de la inversión inicial.