Opinion | 09 Jul Desde el fin de semana la Intendencia Departamental, a través de la Dirección General de Servicios y con el apoyo de la Dirección General de Obras, está desarrollando una campaña de erradicación de basurales endémicos, a cuyos efectos está desplegando operativos con apoyo de camiones y palas cargadoras, de forma de hacer más expeditivo el trabajo.
La tarea comenzó en Nuevo Paysandú, donde a los basurales ya identificados para erradicar se sumaron en el momento los que los propios vecinos indicaron a los funcionarios, lo que hace que el tiempo dedicado a este trabajo sea mayor al previsto inicialmente. Seguramente un escenario similar se vivirá a medida que vayan trabajando en otras zonas de la ciudad.
Los basurales endémicos son una manifestación flagrante, por cierto, de la irresponsabilidad de muchos ciudadanos y no necesariamente de zonas marginales, que pese a que el recolector pasa dos o tres veces por semana frente a sus hogares, igualmente arrojan desperdicios en la vía pública e incluso en no pocas oportunidades suben bolsas de desechos a sus vehículos y los arrojan en cualquier lugar, haya o no basura allí.
Y lo que es peor, por más que de vez en cuando se afecta especialmente maquinaria y personal para levantar estos basurales, ya se genera costumbre de concurrir a determinado lugar para arrojar los desperdicios y se forman “vertederos” endémicos, con serios perjuicios para la higiene de los vecinos de la zona en cuestión y la propia ciudad.
Ocurre que, como bien reza el dicho, la ciudad más limpia es la que no se ensucia y no aquella que debe ser objeto por ejemplo de frecuentes campañas de limpieza de basurales, como en este caso, que por cierto no son gratis pues se invierten recursos de los contribuyentes en maquinaria y funcionarios que deben distraerse de otros cometidos para limpiar lo que malos vecinos ensucian.
Lamentablemente, seguimos con campaña tras campaña en relación a la basura, como por ejemplo la “descacharrización” para erradicar el hábitat del mosquito Aedes Aegypti, que transmite el dengue, pero sigue fallando la respuesta de determinados sectores de la población que continúan actuando en forma irresponsable y agreden al prójimo con sus actitudes, y ni siquiera hacer un mínimo por ellos mismos.