Paysandú, Sábado 14 de Julio de 2012
Opinion | 10 Jul Tras haber sido propuesto el año pasado, fue aceptada rápidamente la oferta de nuestro país de ser sede, a fines de noviembre próximo, de la Segunda Conferencia Global sobre Investigación Agropecuaria para el Desarrollo, evento este que es organizado por los quince centros de investigación agrícola del mundo que conforman el Foro Mundial de Investigación Agropecuaria en asociación con el Consorcio del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional.
Esta área es particularmente importante para Uruguay, realmente, desde que el nuestro es un país de base esencialmente agropecuaria, y en esta particular coyuntura internacional de alta demanda de commodities, nuestras ventajas comparativas para producirlas debe ser acompañada de la necesaria evolución tecnológica que permita potenciar la producción, maximizar esfuerzos y mejorar la rentabilidad ecuación-precio, desde que no alcanza solo con las ventajas comparativas, sino que es preciso abatir el costo de insumos y generar la red logística en apoyo a la producción, que todavía tiene aspectos deficitarios.
El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, al participar en el lanzamiento de este evento, destacó que “se ve a la investigación agrícola como la solución para los problemas del hambre en el mundo. Nosotros, como país con una vocación y dotación de recursos naturales, con cultura de producción de alimentos, vemos a la agricultura como un medio de desarrollo”.
El secretario de Estado apuntó que no hay una contradicción entre agronegocio y agricultura familiar, sino que estamos ante “la gran salida para construir oportunidades para generar conocimiento, hacer inversiones y poder incluirse en las cadenas de valor agroexportadora. Vemos a la agricultura como a una oportunidad de crecimiento y desarrollo”.
Por su lado, Carlos Pérez del Castillo, quien preside el Consorcio de Centros Internacionales para la Investigación Agrícola, destacó el papel que tendrá la agricultura para incrementar la producción mundial de alimentos de cara al 2050, cuando la población mundial será del orden de los 9.000 millones de personas, lo que plantea el desafío de incrementar la producción con menores recursos naturales, “y la investigación científica es parte de la solución del problema”.
De eso se trata precisamente, y en ese contexto la inversión en agricultura tiene un enorme impacto en la alimentación de la población mundial, pero a la vez no se trata solo de inversión en tierras y en infraestructura de apoyo, sino en promover la investigación fundamental para perfeccionar técnicas y explotaciones, para utilizar los recursos naturales sin entrar en la depredación y establecer condiciones para el desarrollo sustentable como norma y no como excepción.
En el caso de Uruguay, la investigación es un déficit crónico en el que ha faltado durante décadas el componente propio, por falta de inversión, aunque en los últimos años se han sumado experiencias muy buenas que han acompañado e impulsado el desarrollo de diversas áreas, como la forestación, pero también en rubros tradicionales como la pecuaria, la agricultura y la lechería, aunque con matices en cuanto al grado de incidencia. En este contexto debe valorarse la inversión en el Laboratorio Agroalimentario y Agroindustrial Litoral Norte, donde la Universidad ha volcado en Paysandú casi un 1.300.000 dólares en equipamiento tecnológico, y unos 600.000 dólares en obras edilicias, para infraestructura de investigación por grupos académicos, al servicio de empresas agroindustriales y productores agrícolas del norte del país, con asesoramiento directo.
Este trabajo involucra a la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni”, que es por cierto una abanderada de la investigación focalizada en apoyo a la producción agropecuaria, y se dirige a atender una necesidad imperiosa del país, que es la incorporación de conocimiento aplicado en áreas estratégicas para un país de base esencialmente agropecuaria, donde se necesita investigación, tecnología, y sobre todo capacitación para atender la demanda de industrias que no cuentan con suficiente personal técnico para mejorar su desenvolvimiento.
En los hechos, se trata de contribuir a darle valor agregado a los productos primarios del país a través de la aplicación de tecnología, es decir potenciando las ventajas naturales para acceder al mercado internacional con excelencia y mejor competitividad, y a la vez en el contexto del evento al que nos referíamos líneas arriba, o sea enmarcado en el objetivo de la investigación agrícola internacional para atender la creciente demanda de alimentos de la población mundial.
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