Paysandú, Domingo 15 de Julio de 2012
Opinion | 09 Jul La crisis europea que fue consecuencia del contagio en 2008 del estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, continúa proyectando un panorama de incertidumbre mundial porque los acontecimientos imprevistos se siguen sucediendo, y todo indica que todavía pasará bastante tiempo antes de conocerse algunos trasfondos y estimar si realmente se ha llegado al piso de la crisis.
No es un tema menor, desde que una restricción de la demanda en el hemisferio Norte significa menor demanda en los mercados de materias primas. Afecta por ejemplo a los grandes proveedores como China e India, y también conlleva incertidumbre para productores de materias primas como Uruguay y otras naciones de la región, con las respectivas connotaciones internas y problemas de cada país para hacer frente a un escenario donde por ahora se van alternando verdes y maduras.
Y si bien hay más de una interpretación de la crisis, coinciden analistas de la economía mundial en el sentido de que se están pagando las consecuencias de que naciones europeas como Grecia, España, Italia, Irlanda, Portugal, entre otras, han gastado por encima de sus posibilidades y para ello se han endeudado más allá de toda sensatez.
Tenemos así que tras el rescate financiero de Grecia, igualmente los helénicos siguen complicados, por cuanto su débil economía sustentada en el turismo no está en condiciones de recomponerse en el corto plazo ni nada que se parezca. Las consecuencias en la trama social están resultando traumáticas, al punto de que se maneja aún la posibilidad de dejar la zona euro para poder devaluar, aunque se han encontrado con que la enmienda podría ser peor que el soneto, y por ahora lo que se ha manifestado es de sempleo, pérdida de poder adquisitivo y un ajuste de la economía apuntando a situar al país en la realidad de sus posibilidades económicas, con un Producto Bruto Interno en contracción y cuentas fiscales disparadas todavía.
También el Banco Central Europeo debió rescatar a los bancos españoles para tratar de obrar como elemento preventivo de la crisis, pero cuando ya el desempleo está en casi el 25 por ciento, con uno de cada cuatro españoles desocupado total o parcialmente y recesión persistente.
En Italia el ajuste se dirige por ahora al ahorro de unos 26.000 millones de euros (unos 32.000 millones de dólares) en los próximos tres años, a fuerza de recortes que golpearán a muchos y que fueron anunciados por el primer ministro y también titular de Economía, Mario Monti.
Las medidas se basan en que los gastos en la administración pública son excesivos, y ello explica que la medida central es mandar a la casa a uno de cada diez funcionarios públicos, con el 80 por ciento del sueldo, y al 20 por ciento de los que ocupan cargos jerárquicos. Además reducirán a menos de la mitad las actuales 110 provincias –pasarán a ser 50— de forma de reducir las partidas a serles entregadas por el Estado, todo lo que permitirá evitar que deba subirse el IVA en dos puntos, es decir pasarlo de 21 a 23 por ciento.
Se salvarán de esta forma también los 55.000 prejubilados que fueron afectados por una reforma en las pensiones y destinar unos 3.100 millones de dólares para las víctimas de recientes terremotos.
Otros recortes comprenden a los ministerios y al uso de la locomoción oficial, entre otras medidas que se centran fundamentalmente en reducir el peso del gasto público sobre la trama de la economía, que aunque es el ABC de la economía de cualquier país, tanto del primer como del tercer mundo, es todavía denostado por algunos mandatarios –como es el caso del presidente francés Hollande— que intentan evitar costos políticos al influjo de la vieja receta de “patear la pelota para adelante” a la espera del milagro de seguir viviendo en un mundo de fantasía gastando más de lo que ingresa.
La realidad, lamentablemente, no se hace de los castillos en el aire, y cuando se ingresa en esta calesita, se llega a las situaciones de alto costo social que enfrentan Italia, España y Grecia. Ha sido asimismo el caso de naciones latinoamericanas que también creyeron en la noria eterna, como si alguna vez no hubiera que pagar la fiesta, lo que es válido tanto para un Estado como para la propia economía familiar o una empresa.
Y en Pluna tenemos un ejemplo válido de lo que ocurre cuando se sigue pateando la pelota para adelante, por cierto, si tenemos en cuenta que los uruguayos todos, además de sostener durante largo tiempo los números en rojo, seguimos poniendo de nuestros bolsillos para hacer frente a las deudas que son consecuencia de seguir cerrando los ojos, apostando a que algún día va a aparecer la solución mágica.
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