Paysandú, Lunes 16 de Julio de 2012
Locales | 15 Jul Recordando a un gran wanderista: Raúl Zannier
Como suele suceder, buscando otros papeles, justo encuentro este: publicación de EL TELGRAFO de diciembre de 1984. Han pasado casi 28 años. Leyéndolo, releyéndolo, me pregunto, ¿es de hace tantos años o es de actualidad?
En aquel tiempo uno de los grandes prohombres de Wanderers, don Raúl Zannier, escribía lo que más adelante transcribimos. Eran tiempos difíciles (¿cómo ahora?), había desencuentros entre quienes dirigían la institución (¿cómo ahora?).
Cada uno piensa que lo suyo es lo mejor y entonces les falta, a todos, un pasito atrás. Como en todo donde es colectivo. Pero lo que más subrayamos de aquella nota, de aquel ruego de Zannier, era que hubiera unidad.
Este país, hermoso, muy hermoso por cierto, está habitado por hombres y mujeres que laburan mucho pero que son muy contestatarios. Entonces, contando con la generosidad de nuestro diario sanducero, reproducimos la nota del queridísimo “Chancho” que tanto hizo por Wanderers, del cual no fue fundador porque en ese entonces solo tenía 15 años y en esos tiempos era muy “gurí”.
Hoy estaría con un orgullo que le hincharía el pecho al ver a su “Raúl Zannier” con piso flotante convertido en el primero de la ciudad en esas condiciones. Ver que en el sur de la sede hay gente en obra para la conformación de un parque que seguramente será centro de cientos y cientos de actos sociales. Tendría gran alegría de ver a la sede social tan coqueta, tan linda y como queriendo recuperar algo de aquel bullicio de los grandes tiempos, con su mural “Orgullo Bohemio” homenajeando a todos los campeones de los 91 años de vida del club.
A los dirigentes actuales, desde la eternidad, Raúl Zannier les recuerda que también antes había problemas, que tomemos nota de ello para no repetirlos y que unidos serviremos muchísimo mejor a la institución que todos queremos. Un saludo de “Bohemio pero de Wanderers”.
Julio César Damico
“Carta abierta de
un Wanderista
Paysandú, diciembre de 1984. Señor Director de la página deportiva del El Telégrafo. En los últimos tiempos se han publicado en la sección deportiva de El Telégrafo, dos notas referidas al club Wanderers, señalándose el estado de crisis en que el mismo se encontraría y la falta de una dirección acorde con la tradición y los prestigios de la entidad.
Sería muy largo polemizar sobre estos temas, pero lo que conviene puntualizar en primer término, es en qué medida quienes han formulado tales planteamientos, han tenido una actuación acorde con las circunstancias mencionadas y como han considerado las medidas a adoptarse para el cambio o los cambios que ellos entienden deben realizarse para sacar el club del pozo en que se hallaría.
En primer lugar, conviene decir, por ejemplo, que la situación del Paysandú Wanderers --que como todas las entidades deportivas sanduceras y de todo el país) sufre las consecuencias de una aguda crisis económica financiera, que agobia por igual a todos los sectores sociales, instituciones y personas--, no se resuelve mediante la adopción de medidas parciales. Es decir, que no es suficiente que se tenga un buen equipo de fútbol (pongamos por caso) o que se contrate una estrella de básquetbol uruguayo, para dar relevancia a esta actividad.
No es suficiente que para ello se comprometa la colaboración financiera de grupos de socios o amigos, la que no siempre tiene la continuidad que se promete en los primeros momentos de entusiasmo y obliga después a grandes sacrificios de toda la entidad, a cuyos dirigentes se enfrente con permanente frecuencia a hechos consumados que hay que abordar y sobre todo, resolver. De ello pueden dar fe, seguramente, gran cantidad de dirigentes del club, actuantes en diferentes períodos. A todos los socios, amigos y simpatizantes de Wanderers --así como creemos, a la población sanducera-- les interesa (o debe interesarles) la permanencia, la consolidación y el progreso de la institución, que desde hace más de 60 años esta incorporada con relieves muy destacados en distintas épocas, a la vida de la ciudad.
Pero en lo que hace especialmente a lo interno del club, ello no se va a conseguir con entusiasmos pasajeros, que suelen apagarse ante el contraste algunas veces y otras no pasan de eso. Tampoco se han de obtener logros en ese sentido con actuaciones que han llevado a dirigente o dirigentes a convertirse en estrellas, arrasando con todo, comisiones, sub comisiones, reglamentaciones, etcétera, en aras de sus concepciones mesiánicas.
Así lo que se ha conseguido es alejar a firmes, entusiastas y permanentes (sobre todo esto último) colaboradores de la institución, ya que ellos han sido soslayados o subestimados. ¿Quién compensa a una entidad, en este caso Wanderers, con la pérdida de tales valores humanos?
A la institución wanderista como a cualquier otra, hay que tomarla en conjunto, no son solo los deportes, por más éxitos que se obtengan en ellos que siempre son pasajeros, los que le van a dar vitalidad y permanencia. Ellos solo son validos en la medida que se reflejen sustancialmente en su vida interna y social, y en que su conquista deje saldos positivos para su consolidación como entidad, haciéndola poderosa por su caudal de asociados, por su solvencia económica, por su proyección en el entorno con su prestigio y por su gravitación moral.
En consecuencia para que Wanderers siga ocupando el lugar que ha adquirido por su trayectoria deportiva y por sus realizaciones en todos los órdenes, es menester que sus autoridades y sus socios, se aboquen a una planificación total de su quehacer, abandonando los personalismos.
Abarcar el conjunto de lo que es Wanderers, estudiar en profundidad toda su problemática y tratar de resolverla en forma colectiva, con la cooperación de todos sus socios sin exclusiones, ya que si se ha podido ubicarlo en el sitial que ocupa, ello no es fruto de la casualidad ni de ningún milagro, sino de ese esfuerzo colectivo tan necesario, prolongado sin solución de continuidad a través de los años.
Hay que renovar y acrecentar el espíritu wanderista, que sin desmedro para nadie, de adentro o fuera del club, se convierta en un factor de realizaciones, porque Wanderers tiene que defender y acrecentar (no obstante las dificultades) un rico patrimonio material, pero por sobre todo un grandísimo patrimonio espiritual. Pensamos que en la medida que las cosas se encaren así, motivando a las subcomisiones, promoviendo su gestión con espíritu amplio y abierto, dando cabida en todos sus sectores a la gente de buena voluntad y amor al club, y tomando como base el trabajo serio, tenaz, consecuente , dinámico aplicado al estudio y a la puesta en práctica de planes concretos en todos sus estamentos, nos ubicaremos en el camino correcto, dándonos la satisfacción de ver engrandecido lo que tanto queremos y por lo cual, cuando solemos llegar a la sede del club o a su parque deportivo, nos decimos para nosotros ¡cuánto hemos trabajado! Raúl Zannier”
SOLICITADA
Una perla más
para el collar
Hace poco tiempo, cuando la señora del presidente José Mujica llamaba a formar en sus filas políticas a los militares, calculando lo que se venía luego, escribía que sólo faltaba que pretendieran apropiarse de la mayoría de los medios de comunicación para así poder mandar a piacere. Sin que transcurriera tanto tiempo ni teniendo que llegar a medidas tan grossas, este gobierno hoy ya tiene en carpeta la implementación de un proyecto de ley para la regulación de medios que en cierta forma cumplirá el mismo cometido. O sea un proyecto de censura encubierto (si hay inseguridad que no se note).
Cuando se quiera ver un informativo en forma y sin recortes vamos a tener que esperar hasta altas horas de la noche, luego tal vez se extienda el horario de protección al menor y tendremos que esperar hasta la madrugada, y cabe preguntarse que si se regula (censura) a la televisión, porque no a los periódicos y radios.
Esto es algo que se sabe cuando empieza pero no donde se termina. Cuando el estado se introduce en nuestras casas de forma paternalista y autoritaria para marcarnos como debemos conducirnos con nuestros hijos y con nosotros mismos, estamos en problemas. La autoridad dentro de una casa de familia debe ser ejercida por los padres, y si no saben como hacerlo deberán aprender o atenerse a las consecuencias, pero no puede el Estado venir a imponernos qué es lo que podemos ver o escuchar, sobre todo cuando ni siquiera puede cumplir con su función de estado gendarme.
La democracia debe de estar por encima de todo, y ésta se comienza a percibir en la libertad de expresión y transmisión oral, escrita o visual de los hechos que transcurren en la vida de un país; este es el espíritu de la ley que hoy nos rige dejando fuera de todo control a los informativos de noticias.
Posteriormente, de ocurrir algo reñido con la verdad y la justicia está el poder judicial para que el particular o quien corresponda que así lo considere acuda solicitando su intervención, incluso se debe obligar a dar derecho a réplica en el mismo medio y en los mismos términos que alguien haya sido aludido de forma agraviante, pero no se puede amordazar a la prensa impidiendo su libre albedrío, porque esto ocurre únicamente en países con gobiernos dictatoriales o totalitarios, no democráticos. Javier Pizzorno
RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
Aclaración
Sr. Director de EL TELEGRAFO, presente:
En honor a la verdad debo manifestarle que la noticia publicada por uds. (“‘El Sapo’ nuevamente a prisión; Vecinos ayudan a detener a un conocido delincuente”, es inexacta.
Los vecinos no ayudamos a detener al delincuente. Independientemente de que la captura de todos estos delincuentes merece ser aplaudida, los vecinos no participamos ni lo haríamos jamás. Recordemos que este bar desde hace más de tres años ha provocado el repudio y desvelo de todo el vecindario con sus transgresiones permanentes y bochinches hasta la madrugada sin tener en cuenta para nada el descanso de quienes vivimos en la zona. Esto no quita de que algún vecino en particular, por su cuenta haya procedido a la denuncia y aviso a los propietarios.
Esto ocurrió el día miércoles 11 del corriente y ya en la noche del jueves 12 el propietario del bar y sus parroquianos estuvieron con la música “al mango”, sumando a ello la tamborileada y los cánticos hasta las 5.30 de la mañana. ¿Las autoridades? Bien, gracias. Vecino molesto
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