Opinion | 17 Jul Los trenes son parte de la historia de nuestro país pues a través de ellos comenzó a “moverse” el proceso de industrialización de Uruguay. Cincuenta y cuatro años después de la puesta en circulación del primer tren en el mundo (Reino Unido, 1825), en 1869 se realizó la primera corrida de trenes en Uruguay, en el trayecto comprendido entre Bella Vista (actualmente Carnelli) y Las Piedras.
La empresa de capitales criollos privados se denominaba Ferro Carril Central del Uruguay (FCCU) y fue liderada por Senen Rodríguez. Diez años más tarde se vendió a accionistas ingleses, manteniéndose el nombre conjuntamente con la incorporación de su traducción, Central Uruguay Railway (CUR). En 1949 se produjo la estatización y en 1952 se creó la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE).
En aquellas épocas y fundamentalmente durante el período en que el tren de pasajeros tuvo un rol protagónico como medio de transporte, las estaciones eran un lugar de encuentro entre vecinos y visitantes. Hoy, la mayoría de ella han sido desmanteladas, se encuentran casi en el abandono o con un movimiento mínimo.
Sin embargo, algunas mantienen casi intactas sus instalaciones generales. En Paysandú, la Comisión Departamental de Patrimonio impulsa que la Comisión Nacional declare patrimonio histórico a los talleres de la estación del ferrocarril local al considerar que el material rodante y herramientas allí existentes tiene un valor patrimonial de primer orden y debe ser protegido y preservado.
Si tenemos en cuenta que la estación de Peñarol (Montevideo) era el gran taller ferroviario del sur y Paysandú el del norte y que el primero forma parte de un interesante museo que comprende también el entorno de la estación --que sigue en funcionamiento--, por qué no darle al taller sanducero la posibilidad del mismo destino.
Tener la posibilidad de vincular el viejo taller de AFE y su entorno a una gestión museística, sería un aporte muy interesante a las propuestas de este tipo existentes en la ciudad. Cosas similares se han hecho muy cerca, como es el caso del Museo de la Revolución Industrial creado en lo que era el frigorífico Anglo, en Fray Bentos.
Sin embargo, para convertirlo en un museo que pueda ser visitado en al menos algunas ocasiones al año requiere empezar por el principio y declararlo patrimonio histórico para después realizar las gestiones pertinentes y la puesta en valor de este espacio que todavía tiene mucho para aportar a la sociedad sanducera.