Opinion | 22 Jul Según informáramos hace algunos días, la Comisión Departamental de Patrimonio solicitará la declaración de “Patrimonio histórico” para los talleres de AFE en Paysandú, al considerar que el material rodante y de herramientas allí existentes tiene un valor histórico y patrimonial de primer orden y que debe ser protegido y preservado.
La propuesta fue realizada por el historiador José Rivero Horta, integrante de la misma e impulsor de la iniciativa, quien ya ha realizado contactos informales con integrantes de la Comisión de Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación a efectos de iniciar el trámite para la referida declaración.
Rivero Horta dijo a EL TELEGRAFO que Peñarol, donde se hizo un museo ferroviario, era el gran taller del Sur, en tanto que Paysandú era el gran taller del Norte. “Cuando Manuel Esmoris, quien fue presidente de Patrimonio, vino a ver el taller de AFE de Paysandú durante la anterior administración departamental, me dijo: ‘la Revolución Industrial está metida acá adentro: los motores a vapor y toda la tecnología de esa época’. Creo que es importante preservar todo eso, que se declare Patrimonio Histórico”.
“Estos talleres aún conservan la maquinaria de principios del Siglo XX, en muchos casos funcionando junto a otras más modernas. Por ejemplo, en el taller de fundición se encuentra un enorme horno, hoy en desuso, en el que llegaron a fundirse hasta 10 toneladas de hierro. La estación de AFE guarda en sus talleres un patrimonio rodante que merece conformar parte de un museo”, sostuvo Rivero.
Sin lugar a dudas, esta información es una excelente noticia. Confirmada pues la iniciativa y ante la aseveración de que la Comisión Departamental de Patrimonio finalmente va a actuar en consecuencia, resulta del caso establecer que durante el acto realizado recientemente en Montevideo para la firma del convenio de cooperación entre las intendencias de Montevideo y Paysandú para la recuperación del Teatro Florencio Sánchez, en determinado momento de su alocución la intendente capitalina Prof. Ana Olivera sorprendió a varios de los presentes cuando, refiriéndose al caso de las obras que se han debido realizar en la Rambla de Montevideo, indicó que se proyectaba solicitar la Declaración de Patrimonio de la Humanidad para dicha obra.
Sin entrar a opinar sobre el particular, ante esta situación, corresponde sí que reclamemos, que reiteremos nuestro planteo en el sentido de que Paysandú no debe demorar un minuto más en iniciar el trámite correspondiente para que dos sitios históricos sanduceros sean declarados Patrimonio de la Humanidad por el Comité del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, que volverá a reunirse dentro de un año aproximadamente.
Recordemos que dicho título es conferido por la Unesco a sitios específicos del planeta (sean bosque, montaña, lago, cueva, desierto, edificación, complejo arquitectónico o ciudad) que han sido nominados y confirmados para su inclusión en la lista mantenida por el Programa Patrimonio de la Humanidad.
El objetivo del programa es catalogar, preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o natural excepcional para la herencia común de la humanidad. Bajo ciertas condiciones, los sitios mencionados pueden obtener financiación para su conservación. Hasta el momento, el único sitio uruguayo declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad es el barrio histórico de la ciudad de Colonia del Sacramento. En consecuencia, Paysandú cuenta con dos sitios que son sin lugar a dudas merecedores de ser declarados Patrimonio de la Humanidad. Allí está Purificación que si bien es territorio sanducero pertenece no sólo a todos los orientales sino también a todos los habitantes de todas aquellas provincias hoy argentinas que integraron la Liga Federal. Desde allí Artigas orientó el Protectorado de los Pueblos Libres, es decir que fue el corazón de los pueblos unidos que declararon por primera vez la independencia del reino de España, en la villa de Arroyo de la China. Y es en estas mismas calles, en estos lugares de la ciudad de Paysandú donde un millar de valientes resistieron el asedio de doce mil atacantes, que soportaron el impacto de cinco mil disparos de cañón, que rechazaron una y otra vez los embates de caballería e infantería y que tras 33 días, cual la legendaria Troya, sólo cayeron víctimas del engaño.
No nos preguntemos quiénes debemos actuar porque sabemos que somos todos; esperemos que quienes hemos elegido para que nos representen guíen las voluntades hacia el reconocimiento y homenaje que la historia muestra que merecen tanto la Villa de la Purificación como el Perímetro Defensivo del Sitio de Paysandú.