Locales | 22 Jul El “Paseo del Mercado”, ubicado en Montevideo y Sarandí, se caracteriza por brindar al público una amplia variedad de productos originales con estilo sanducero. Las innovaciones se reflejan en los diseños de las artesanías en madera, vidrio, cuero, tela, tejido, cerámica y metal. Asimismo ofrece muebles, juguetes, plantas, recetas y sabores únicos en conservas, miel, quesos, chocolate, así como medicina y cosmética natural.
El paseo cuenta con una gran explanada con bancos para descansar, donde se destacan cuatro esculturas en madera que representan figuras humanas y animales, donadas por artistas argentinos. Las mismas fueron talladas y exhibidas en la 47ª Semana de la Cerveza. Muchos visitantes –tanto de Paysandú como turistas-- se acercan al lugar a tomar fotografías de esas obras de arte.
El “Paseo del Mercado” está instalado desde hace algunos años, habiendo sido el objetivo del proyecto insertar a pequeños emprendedores que no tenían donde colocar sus productos. Fueron 120 los artesanos sanduceros --de la ciudad y del interior departamental-- que ingresaron al mercado con los registros legales correspondientes; ningún vendedor podía trabajar si no efectuaba los aportes correspondientes de monotributo.
La Comunidad Económica Europea donó el mobiliario, por lo que está identificado con su sello correspondiente. Previo a la donación, se realizó un estudio de los posibles proyectos y en Uruguay fue seleccionado precisamente el de Paysandú.
Con el tiempo, varios vendedores abandonaron el lugar porque no quedaron conformes con las ventas, lo que permitió que otros se sumaran, siempre apostando a la calidad y buscando no reiterar los rubros.
Un integrante de la Comisión de Artesanos indicó a EL TELEGRAFO que actualmente son 40 los proveedores registrados y al parecer la deserción fue consecuencia de las bajas ventas que, en ocasiones, no alcanzaban para cubrir el mínimo requerido. Agregó que el negocio no colmó las expectativas de varios artesanos y, aunque otros se fueron sumando, los que permanecen son aquellos que han desarrollado esta actividad por mucho tiempo.
Esto es visible en el mercado, pues en un comienzo se instalaron dos pabellones dedicados a la venta en diferentes rubros pero actualmente uno de ellos es utilizado solo para exhibición y hay un amplio espacio sin ocupar. Contó que las ventas cubren los gastos básicos y la Intendencia solo proporciona el local y el pago de energía eléctrica.
Asimismo confirmó que no tienen el respaldo suficiente para mantener el lugar en las condiciones deseadas y que hay poco personal. Anteriormente había cuatro vendedoras y ahora hay solo una. Consultado sobre la higiene del lugar, confesó que sólo hay una limpiadora que concurre una vez por semana y además la comisión le proporciona los productos de limpieza.
Según explicó la encargada del local, Beatriz Leites, las ventas varían según las temporadas. Los turistas buscan elementos representativos de Paysandú y Uruguay para llevar de regalo. “Somos bastante internacionales, pues la gente viene de diferentes partes del mundo y nos piden artesanías que contengan la Meseta de Artigas, el puente Paysandú-Colón, algo vinculado al candombe o al tango”, señaló. Agregó que en invierno predominan la lana y el cuero entre las mayores ventas. Pero en ocasiones, los turistas europeos buscan este tipo de objetos en cualquier época del año, por lo que hay que estar siempre preparados.
El artesano Julio Barrios --reconocido internacionalmente por sus mates-- comentó que “creo que el mercado hizo su propio punto, la gente sabe dónde está ubicado, hemos atrapado un público que no pensamos que íbamos a poder atrapar, y el hecho de estar alejados del centro no influye porque los compradores se dirigen adonde haya una buena atención y variedad de mercancías. A eso apuntamos nosotros”.
Agregó que “tenemos que seguir buscando nuevas alternativas, apostando a los congresos, mostrarnos porque hay mucha gente de afuera que viene a Paysandú y no sabe que existe un mercado de artesanías”.
Una de las dificultades por las que atraviesan los artesanos es que no se dedican a esta labor exclusivamente sino que es un complemento de otros trabajos. “Esto condiciona los requisitos de los clientes, pues si sus demandas no son satisfechas lo antes posible, van en busca de otros negocios”, dijo Leites. “¿Quién sobrevive solo con la artesanía?”, se cuestionó Barrios. “He recorrido varios lugares y muchos artesanos me dicen que tienen otro trabajo además de la artesanía. Si el mercado de la artesanía responde y te hace ganar más dinero, vamos a empezar a desplazar lo otro hasta dedicarnos por completo a esto. Pero sólo si realmente vemos que nos da seguridad, pues el uruguayo es conservador a muerte”, afirmó.
La encargada del local comentó que en ocasiones se realizan eventos en la explanada del mercado. “Se han hecho desfiles de moda, presentaciones de canto, baile y maquillaje. Generalmente son en verano, porque ahora condiciona un poco el hecho de cuidar el consumo de energía. Tenemos orden de cerrar a las 18”. En tanto, un integrante de la comisión dijo que prácticamente no se realizan eventos en la explanada porque dependen de la Intendencia y resaltó el cuidado de energía que señaló Leites.
Consultada sobre “la isla”, edificio que bordea la intersección de ambas calles, la encargada de la comisión señaló que en un principio se iba a instalar un restaurante en el lugar y que incluso se instaló la cocina, pero nunca se supo por qué el proyecto no se concretó.
“Nosotros queremos que coloquen, por ejemplo, una heladería, para que durante el verano el mercado se convierta en un paseo cultural”, señaló el artesano. Pese a todo, el “Paseo del Mercado” se mantiene como un lugar para visitar en familia y que ofrece obsequios para todas las edades, pero al parecer existen cuestiones internas aún sin resolver.