Opinion | 28 Jul Hace pocas horas la empresa forestal Montes del Plata botó la primera de las cuatro barcazas y dos remolcadores que utilizará para el acarreo de madera por el río Uruguay con el objetivo de alimentar su futura planta de celulosa en Conchillas, Departamento de Colonia, en lo que constituye no solo un acontecimiento para la empresa como piedra fundamental del emprendimiento, sino también para la industria naval uruguaya, que estuvo muy venida a menos durante décadas.
La empresa bautizó su primera barcaza como “Playa de Conchillas” tras su construcción en el dique de la Armada, en el cerro capitalino. La intención es constituir un circuito de transporte fluvial ininterrumpido durante los 365 días del año para alimentar la planta de Punta Pereira, que supone un transporte anual de dos millones de toneladas de madera por la vía fluvial, la mitad del consumo de la planta. La inversión necesaria en barcazas ronda los doce millones de dólares.
Esta primera barcaza tiene una eslora de noventa metros, 16,6 metros de manga y 4,76 metros de calado (unos 16 pies, en la unidad de medida que se utiliza técnicamente), con una capacidad de carga de 5.000 toneladas, que equivale a 170 camiones que consecuentemente dejarán de circular por las carreteras del Litoral, desde que el transporte se hará a partir de la terminal de Mbopicuá, en el departamento de Río Negro.
Desde el punto de vista ambiental se estará evitando un alto porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero y en lo que respecta al consumo de combustible de petróleo, que Uruguay importa en un cien por ciento, las barcazas utilizarán solo el uno por ciento del gasoil que necesitarían los camiones para transportar el mismo tonelaje de madera. Para el país significa además un gran ahorro en el mantenimiento de carreteras, que en varias áreas de la cadena forestal ya están sufriendo severo deterioro por el peso de los camiones, como es el caso de la Ruta 24.
El traspaso de cargas de elevado volumen y bajo valor relativo, como la madera, desde las carreteras hacia la vía fluvial, es un aspecto de interés estratégico para el Uruguay, y parte de una logística multimodal que todavía presenta serias carencias, por ejemplo en la sub utilización del ferrocarril debido al mal estado de las vías –cuando existen—y la crítica situación de AFE.
Ahora, no le va en zaga en efectos beneficiosos lo que significa el impacto de la construcción de las barcazas en la industria naval, en el incipiente cluster en marcha para apuntalar esta industria.
La industria naval uruguaya lleva construidas cinco barcazas destinadas al transporte fluvial, a partir de 2006, cuando se armaron dos que actualmente utiliza UPM para el transporte de celulosa desde su planta de Fray Bentos hasta Nueva Palmira para su exportación.
A la vez en 2010 se agregaron dos barcazas especiales para Ancap destinadas al transporte de combustible, y en las últimas horas se sumó la de Montes del Plata, en este último caso a través de la construcción por el consorcio Galictio Tiferey, constituido por tres empresas españolas y una uruguaya, al que se vincularon varias firmas nacionales que integran el cluster naval y la Armada Nacional.
Lamentablemente, pese a que el empuje del sector forestal responde a la materia prima que se genera en el Litoral y el transporte se realiza por el río Uruguay, sigue faltando a la cita el aporte de industrias de este tipo que se instalen sobre la vera del río, tanto para participar en estos emprendimientos constructivos como para encarar en la misma zona el mantenimiento de estas unidades y otras que hacen el circuito fluvial. Corresponde entonces que autoridades de la región y emprendedores locales promuevan la participación a través de contactos con autoridades nacionales y empresarios industriales, para realmente concretar clusters nacionales y no solo concentrados en Montevideo.