Locales | 29 Jul Un vecino que transita diariamente por la costanera, pudo constatar que al Este de esa zona y a mano derecha con dirección al Puente Internacional “General. Artigas”, se talan árboles autóctonos durante todo el día, que son transportados en carros por personas cuya actividad laboral depende de la venta de leña. “Es el único lugar con árboles y fauna autóctona, como las garzas que se ubican allí y que podrían retirarse por el constante ruido de las motosierras. Estas acciones empañan el hábitat natural de estos animales porque disminuye su reparo, en un lugar que estimo son 7 u 8 hectáreas de talado continuo”, aseguró.
Incluso narró que “pasando el puente de La Curtiembre, a mano izquierda, se observan los carros cargados con leña y me da pena constatar algo que no tiene arreglo”.
Aclara que comprende la situación laboral y económica de los habitantes del lugar, “pero debería solucionarse si la Intendencia designara algunos lugares para que estas personas vayan a cortar, sin que afecte al turismo natural, porque cuando quede devastado será demasiado tarde”, asegura.
Según consignó, el corte de la leña podría efectuarse luego de constatar “si son propiedades municipales o privadas. En estos predios, donde probablemente no se pagan los tributos desde hace muchos años, se aprecian árboles frondosos que la Intendencia de Paysandú habilitaría para limpiar, sin costo alguno”. Asegura que esta situación se comprueba en una vasta zona comprendida desde la costanera hasta las piletas de decantación de Azucitrus, que “son unas 20 hectáreas con dueños desconocidos, cuyos predios necesitarían de una limpieza, sin afectar la Costanera y a la vez, sería beneficioso para esos propietarios. Investigar la identidad de los dueños no es un trámite complicado”, indicó.
Esa zona de bañados sostiene algunas especies arbóreas; sin embargo, “las aguas podrían drenarse con una caída hasta el arroyo y en un futuro utilizarse como camping. Me extraña que las autoridades departamentales y referentes de la comunidad que salen a correr por ese lugar no se hayan dado cuenta que se está desarmando y que en algún momento, ya no será lindo transitar por allí”, aseguró.
En la toma gráfica se aprecia la tala de los troncos a cualquier altura, “donde ni siquiera le dejan un tutor, o sea que matan al árbol que tiene entre 20 a 30 años de edad y en el caso que brotara nuevamente, para tenerlo a una altura razonable, habrá que esperar más de 10 años. Durante mi recorrido pude constatar más de veinte árboles abatidos, por eso no entiendo la manera de apuntar a un turismo natural, sin vigilar la depredación que se hace en la zona”, cuestionó.