Paysandú, Miércoles 01 de Agosto de 2012
Opinion | 01 Ago La más clara demostración que el mercado común entre Argentina, Brasil, Uruguay y el ahora suspendido Paraguay no funciona y --peor-- ninguno de estos países cree que pueda funcionar es la aprobación de Venezuela como miembro pleno del Mercosur.
Porque claramente se explica sólo por el interés en los negocios con el gobierno venezolano y el desdén hacia el mercado común, considerado la herramienta final de unidad, compromiso y desarrollo hace solamente 21 años.
Ya Mujica había propuesto en diciembre el ingreso expedito de Venezuela, ignorando las objeciones del Senado paraguayo por la vía de la modificación de los estatutos para poder dejar de lado los escollos constitucionales de uno de sus países miembros. Lo planteado entonces fue, ni más ni menos, que ignorar el procedimiento debido.
El vicepresidente Astori dijo con claridad cuando se aprobó el ingreso de Venezuela en Mendoza, a fines de junio, que esa decisión abrió “una herida grave” en la institucionalidad del Mercosur porque “ya no queda ninguna norma importante que no sea violada”.
El interés de negocios con Venezuela pudo más que los estatutos y el espíritu democrático del Mercosur. Ayer mismo Venezuela firmó acuerdo para la compra de 20 aviones a Embraer, por 900 millones de dólares. Eso sí, después de declararse a ese país miembro pleno del Mercosur. Argentina, por su parte, necesita imperiosamente un socio para su nacionalizada YPF, que difícilmente podría ser otro que PDVSA, porque el mundo ya no confía en ese gobierno.
El anuncio apresurado del ingreso de Venezuela como miembro pleno del Mercosur en medio del proceso de suspensión temporal de Paraguay, confirma que las elaboraciones y reelaboraciones regionales de cláusulas democráticas son hechas a la medida de los caprichos de los presidentes y no para salvaguardar el Estado de Derecho y los derechos de los ciudadanos.
Venezuela no se perfila precisamente como un país que contribuirá a construir el compromiso americano sino que la acción se justifica solamente por los cálculos geopolíticos del presidente Chávez y su proyecto estatista, que a la vez desmembra la actividad e inversión privada. Así lo aseguró el propio Chávez en Venezuela antes de partir a la Cumbre: “El ingreso de Venezuela al Mercosur forma parte de la lucha que coloca en primer lugar el interés nacional. Venezuela cuenta con un sistema político donde se impulsan los valores de la democracia, de la lucha por los derechos humanos, por la justicia social y esto le dará fortaleza al Mercosur”. Así las cosas, los unos van por pan, el otro viene por poder.
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