Paysandú, Jueves 02 de Agosto de 2012
Locales | 31 Jul En esta columna se ha comentado muchas veces los numerosos problemas que derivan del tránsito vehicular, tema que desde hace muchos años ha sido preocupación de quien escribe. Hoy se ha entendido pertinente volver a analizar algunos de sus más importantes cuestiones, entre ellas el indispensable cumplimiento de las numerosas medidas de prevención, vale decir, de aquellas que están orientadas a promover la regular o normal circulación.
Lo más importante al respecto es, sin lugar a ninguna duda, que los conductores se informen debidamente, en primer término, del contenido de las disposiciones fundamentales que regulan el tránsito vehicular. En efecto: el adecuado ajuste a las mismas es factor que contribuye con eficacia a evitar accidentes, pero su debido conocimiento no está, lamentablemente, extendido con la deseable amplitud, algo que se deriva con bastante precisión de la diaria observación de la forma como muchos conductores se desplazan, en calles y rutas. Si bien el respeto de las sendas en las cuales los vehículos deben circular parece haber logrado cierta tendencia a su mejora, tal respeto aún no ha logrado el deseable grado que es indispensable alcanzar para contribuir eficazmente a un mayor logro de la seguridad.
También es indispensable para contribuir eficazmente a la mayor seguridad vial que los conductores, antes de realizar ciertas maniobras, indiquen a los demás que conducen señales oportunas indicadoras de la maniobra que se proponen realizar, pues ello es muy importante para evitar accidentes. El cambio de senda, el giro a la derecha o izquierda para cambiar de calle, la detención para estacionar o ingresar a un estacionamiento, y otras maniobras, si se advierten a los demás conductores oportuna y claramente, son formas también eficaces para evitar accidentes. No obstante, no todos los conductores lo hacen oportuna y debidamente, algo ciertamente muy poco explicable.
Es también normal, aunque parezca extraño, el grave incumplimiento o falta de respeto de los diversos límites establecidos para la velocidad de circulación, en ciudades y rutas, y también ello sucede en materia de preferencias para la circulación, como es el caso de la del que pretende cruzar y circula por la derecha de quien lo hace por determinada calle, o la de quien lo hace por vía que tiene la indicación de “pare” o de “ceda el paso”.
Como en esta columna se expresó en comentario de hace ya algunos años, la forma en que aquí se desenvuelve el tránsito ha sido desfavorablemente comentada en el exterior, concretamente en Gran Bretaña, donde se recomienda no conducir en Uruguay porque “no son buenos los estándares de manejo”, porque los conductores “a menudo cambian de senda y hacen inesperadas maniobras sin indicación. Señales de pare, luces y límites de velocidad son frecuentemente ignorados”, a lo cual se agrega que el gobierno francés informa que “los automovilistas respetan poco el código de circulación”.
El problema es sin duda grave, y la extensión que tiene ha inducido a señalar que nuestro tránsito hasta parece carecer de normas, dada la magnitud de tales incumplimientos.
También es alto el incumplimiento de las preferencias que las normas establecen para el cruce de peatones, aunque al respecto se debe también señalar que preocupa mucho la extensión que ha adquirido la falta de respeto de los peatones a la prohibición que existe para que crucen cuando el lugar está señalado con “luz roja”; y mucho debe preocupar también que sea frecuente que padres y madres lo hagan aunque vayan acompañados por niños, por ser pésimo ejemplo el que de tan indebida práctica deriva.
Sin perjuicio de señalar que contribuye a hacer más intenso tal cúmulo de problemas el notorio e importante incremento del número de vehículos en circulación, se debe señalar que la Unasev (Unidad Nacional de Seguridad Vial) ha venido realizando un muy intenso esfuerzo tendiente a mejorar las condiciones en que se desenvuelve el tránsito vehicular, a través de numerosas reuniones en el Interior y en Montevideo, y a través de su publicación “El Vocero”.
Precisamente quien escribe ha sugerido a tan importante instituto, basado en el extendido desconocimiento de las respectivas normas, acreditado por la forma en que conducen muchos automovilistas, quienes no tienen clara idea de la improcedencia de las transgresiones en que incurren, que por vía de la televisión se haga ver la gravedad de muchas de las indebidas maniobras, en forma coordinada con los gobiernos departamentales y Policía Caminera. Y hoy, nuevamente, insisto al respecto.
Como alguna vez se ha expresado en esta columna, si es cierto, como antes se afirmaba, que “el mejor conductor es el que menos molesta a los demás”, es muy claro que no son los buenos conductores los que prevalecen.
Emerge de lo expuesto que los problemas del tránsito son importantes, que mantienen plena vigencia, que es muy claro que en ellos inciden fallas serias en materia de educación, por tanto que su corrección es asunto que reclama intensa labor a nivel nacional para que sus resultados sean realidad en un futuro que lamentablemente no será inmediato.
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