Paysandú, Viernes 03 de Agosto de 2012
Opinion | 29 Jul La eficacia de la vacuna contra el Virus de Papiloma Humano (HPV) es algo demostrado en el mundo, como un mecanismo de prevención ante varios tipos de cáncer de cuello uterino. Sin embargo, el Ministerio de Salud Pública de Uruguay, desconociendo el pronunciamiento unánime de la academia que la recomienda sin dudar, no la aplicará gratuitamente al menos por dos años, lo que significa que sobre este punto no habrá resolución del actual gobierno nacional.
Si bien desde hace cierto tiempo existe en el Parlamento un proyecto de ley que establece al Estado y los organismos de salud la obligación de proveer gratuitamente esta vacuna habida cuenta de la alta incidencia de este tipo de cáncer entre las mujeres uruguayas, ahora un estudio elaborado por la Cátedra de Oncología Médica de la Facultad de Medicina, la Sociedad de Oncología Médica del Uruguay, Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer, Programa de Prevención de Cáncer de Cuello Uterino y Programa Nacional del Control del Cáncer recomienda la aplicación de la vacuna que previene el cáncer de cuello de útero.
En Uruguay muere por esta causa una mujer cada tres días, siendo ésta una de las nefastas estadísticas que poseemos y una vergüenza nacional que habiendo una vacuna para prevenirla esta no esté a disposición de la población en forma gratuita y por lo tanto, fuera del alcance de quiEnes no puedan pagar las tres dosis necesarias, que cuestan unos $3.000 cada una.
El pronunciamiento unánime de toda la academia nacional y programas nacionales que se desarrollan con apoyo estatal, en consonancia con la experiencia internacional en el tema, no serán atendidos por el MSP ya que según el subsecretario Leonel Briozzo, se prefirió una estrategia de “screening” para el cáncer de cuello de útero, con la ampliación de la cobertura de métodos preventivos como el Papanicolau (PAP).
Pero el PAP no ha logrado descender la mortalidad asociada al cáncer de cuello de útero y en los últimos estudios realizados en el país fueron constatados casos de este tipo de cáncer en adolescentes, de entre 15 y 18 años. Por otra parte, el Papanicolau y la vacuna no tienen por qué ser métodos preventivos incompatibles sino, por el contrario, complementarios.
Para cuando el PAP muestra una anomalía –no necesariamente cáncer--, la enfermedad ya está instalada y siempre necesita una cura traumática, si es que se descubre a tiempo, en cuyo caso la paciente estará condenada. Por lo tanto las manifestaciones del viceministro resultan poco felices, y no condicen con alguien que debe velar por buena salud de todas las uruguayas, sin distinciones. ¿No era que la reforma de la Salud se basaba en la prevención?
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